Disfrutar al sol, pero protegidos

SPC
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Las ganas de divertirse durante el tiempo libre pueden provocar una relajación a la hora de cuidarse de los efecto nocivos del sol

Disfrutar al sol, pero protegidos

El verano ya está aquí y los españoles están disfrutando del primer verano en tres años sin mascarillas, restricciones a la movilidad o limitaciones de aforos en chiringuitos, playas y piscinas. Pero las ganas de pasarlo bien no están reñidas con la seguridad. Así lo advierte el doctor Julio Maset, médico de Cinfa: «La eliminación de las medidas frente a la COVID-19 y de las restricciones puede originar una sensación de libertad recobrada que, sumada a las ganas acumuladas de disfrutar del tiempo libre y las altas temperaturas, nos puede llevar a relajarnos a la hora de protegernos del sol. Por ello, es necesario insistir en la necesidad de exponernos con responsabilidad para evitar que sus rayos dañen la salud».

Entre   los   efectos   nocivos   de   las   radiaciones   solares   se   encuentran   las  quemaduras,   el fotoenvejecimiento, las manchas o, a largo plazo, el cáncer de piel. Sin embargo, como resume este médico, «aunque estamos convencidos de tener conciencia de estos riesgos, el estudio de Cinfa Percepción y hábitos de salud de la población española en torno a la fotoprotección ya reflejó, antes de la pandemia, que la asignatura pendiente en la práctica es la aplicación correcta del fotoprotector».

Y es que solamente entre dos y tres de cada 100 personas siguen las tres medidas que garantizan la eficacia del producto: aplicárselo 30 minutos antes de tomar el sol, renovar la fotoprotección cada dos horas y reaplicarlo tras bañarse.

De igual modo, para asegurar su eficacia, los productos deben estar avalados científicamente y proteger de los diferentes tipos de radiaciones solares -ultravioleta (UVA y UVB), infrarrojos (IR-A) y visible-. 

En función del tipo de piel, se necesitará uno u otro factor de protección, pero nunca deberá ser menor de 30. «Por otra parte, debe aplicarse media hora antes de la exposición y reaplicarse cada dos horas y cuando nos bañemos», agrega.

Dosificar las horas

Además, para evitar daños en nuestra piel, la mejor medida preventiva es reducir el tiempo de exposición solar. Para ello, el experto de Cinfa propone «dosificar el número de horas que pasamos bajo el sol. Sobre todo, los primeros días de playa, naturaleza o piscina, conviene controlar el tiempo y, por ejemplo emplear fotoprotección 50, empezar por una hora de exposición y luego ir prolongando este tiempo, pero siempre fuera de las horas centrales del día y sin llegar a abusar. Dependiendo del tipo de piel, podrá posteriormente pasarse a una protección 30, pero nunca menos de esta cifra». 

También es necesario recurrir a barreras físicas como sombreros o gafas de sol y, en caso de querer llevar puesta la mascarilla en exteriores, hay que recordar que esta no nos protege de las radiaciones solares, por lo que la fotoprotección continúa siendo fundamental. 

«Pese a lo que nos pueda parecer, los rayos solares atraviesan la mascarilla y penetran en nuestra piel. Por ello, si queremos resguardar nuestro rostro de las radiaciones, cada día y antes de salir de casa hemos de aplicarnos fotoprotector por toda la cara».