Vamos primero a la parte seria. El proyecto abolicionista de la Fiesta de los Toros presentado por el diputado Aymeric Carón sobre la Fiesta de los toros duro cuarenta y  cinco minutos en la Asamblea Francesa. Al cabo de ese corto debate fue retirado. Y es que la democracia francesa no es un juego de niños díscolos  con más mala «milk» que un murciélago borracho, como parece ser la española.
Veamos si no; en este país nuestro de los pecados de los políticos de todo signo que padecemos, como es habitual cada año, a la hora de aprobar los presupuestos para 2023, el hemiciclo se convirtió en una jaula de grillos en la que abundaron la frases despreciativas y los insultos para los adversarios. Especialmente en lo que a VOX se refiere, los insultos y palabras ofensivas recayeron en aluvión sobre la ministra Irene Montero. Partido, el de la derecha-derechísima que con actitudes como la mantenida en el pleno referido, lo único que consigue es apalancar en el poder a Pedro Sánchez y a sus compañeros de viaje.
Los que van de redentoristas de una democracia paticorta y en crisis permanente, como los pupilos de Abascal, están caminando hacia atrás como «los potros de Alcaraz», pues convirtiendo las sesiones parlamentarias en una guerra de descalificaciones e insultos, lo único que consiguen es que, cada día,  la política de nuestro país se parezca más a las peleas de las  salas de  espera de las antiguas casas de prostitución del Alto de la Villa, en las  que entre los insultos de unas a otras, disputándose los clientes, siempre  resaltaba una voz que gritaba: «¡Dile puta antes de que te lo diga ella a ti!».
Mientras, el ciego seguía tocando con el acordeón los acordes de «limosna de amor», junto a la estufa de leña  que humeaba en un rincón calentando un cazo de agua.