«El humor es siempre un bálsamo para la gente»

V.M.
-

«Lo mejor será que dentro de un tiempo podamos recordar esto como un mal chiste»

El humorista manchego Agustín Durán. - Foto: Gacha's Comedy

El humor puede ser un buen recurso paliativo en esta crisis sanitaria mundial que pone a prueba, día tras día, a los ciudadanos confinados en sus casas. Esa es al menos la teoría del cómico ciudadrealeño Agustín Durán, que confía en poder participar en un Festival Gacha’s Comedy que está diseñando nueva fechas para el mes de junio, en concretó él está anunciado ahora para el domingo, día 9.

¿Cómo puede afrontarse con humor esta situación?

Bien, el humor es siempre un bálsamo para la gente y nos puede servir para desconectar de esta realidad que nos toca vivir. Los comediantes somos ahora como los laboratorios que están buscando una vacuna contra el virus, pero enfocados a cuidados paliativos, a hacer menos doloroso este momento.

Hay personas que somos optimistas por naturaleza y siempre intentamos una lectura positiva de lo que ocurre... por ejemplo, hablándote de mí, yo he aprendido a cambiar enchufes, algo que me da un miedo atroz, y he estado montando muebles de Ikea en mi piso de Ciudad Real, donde estoy recluido junto a mi mujer y mi hijo, de apenas un año y cuatro meses -lógicamente todo un terremoto en casa-, aunque me hubiera gustado que este «toque de queda» me hubiese pillado en mi pueblo, Picón, donde tengo un corral grande por donde me hubiera podido pegar alguna carrera que otra.

¿Ofrece nuevos monólogos a través de la redes sociales en este confinamiento?

Pues sí, estoy haciendo nuevos vídeos, como hacía habitualmente, y también hago directos por las noches a través de Instagram, donde me lo estoy pasando realmente bien, porque hablo con gente al azar y nos echamos unas risas: me cuentan dónde están, les hago preguntas chorras, les hago que despierten a las personas que están en casa... nos lo pasamos bien y es una manera de salir un poco de casa sin salir.

Pese a todo, ¿estas circunstancias son un filón desde el punto de vista creativo?

Claro, es probable que el 95 por ciento de los nuevos espectáculos de cómicos tengan chistes relacionados con ello, porque al final todo el mundo piensa en lo mismo. Lo mejor de todo es que dentro de un tiempo podamos recordar esto como un mal chiste y no tengamos que estar más tiempo encerrados.

Aunque en este caso la barrera entre tragedia y humor es demasiado delgada...

Así es, además mi tipo de humor huye de pisar determinados charcos que puedan molestar a la gente que lo está pasando mal, es una especie de autocensura para intentar divertir al mayor número de personas... por ejemplo está muy claro que del tema del papel higiénico nos podemos reír, no deja de ser lo más banal de toda esta situación.

¿Qué ofrece en su nuevo espectáculo Cazafantoches?

El hilo conductor es un poco contar a la gente cómo llegué a convertirme en el borrego legañoso que soy, dando primero explicaciones de por qué me he puesto cebón, ya que habrá gente que cuando me vea salir con estas carnes nuevas pensará que se le deformaron las córneas. A partir de ahí, voy contando historias que son de la vida de todos, todo eso mezclado con la música y la improvisación, porque la interactuación es la parte más importante de mi espectáculo, donde la gente tiene un papel primordial.

¿También con un alegato importante a favor del medio rural y sus gentes?

Por supuesto, soy de pueblo y hablo de lo que conozco, si me ves hablando de la fabricación de mangos de paraguas en Armenia es que me lo estoy inventando, pero si te hablo de la aceituna es que me ha tocado ir a cogerla, siempre digo a la gente: «he ido a la aceituna mucho más de lo que me gustaría y mucho menos de lo que le gustaría a mi padre». En mis monólogos reivindicó el papel del campo, un poco también para visibilizar este mundo de cara al público.