El 'álter ego'

C. Guzmán
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Enrique Moya, segundo entrenador del Decolor Fundación Globalcaja La Roda a las órdenes de su hermano Antonio, es una pieza básica en el cuerpo técnico y en la estructura del club

Enrique Moya (izquierda en la imagen) y 'Tito' Moya. - Foto: CP La Roda

Enrique Moya Bueno cuenta con una dilatada trayectoria en el baloncesto de Castilla-La Mancha, gracias a la cual ahora ejerce como segundo entrenador del Decolor Fundación Globalcaja La Roda a las órdenes de su hermano Antonio Javier, primer técnico del cuadro rodense. Ambos encabezan un cuerpo técnico íntegramente de la casa, lo cual no resulta precisamente frecuente en el panorama del baloncesto español. 

El propio Enrique Moya relató a este diario esta experiencia tras un trabajo concienzudo como jugador y técnico en otros clubes como el CABA, Quintanar del Rey, UCA y el propio CPLa Roda. «En realidad, desconocía el papel del segundo entrenador hasta que entré a formar parte del staff técnico hace dos temporadas. Se corresponde con el análisis del equipo rival, visionado de vídeos, estadísticas y todo tipo de información que nos pueda ayudar a contrarrestar al adversario. En el día a día me encargo de organizar los entrenamientos, trabajar con jugadores de manera específica y un nexo de unión entre los jugadores y el cuerpo técnico, la parte deportiva y la gestión de grupo. Estoy muy cómodo y contento con ese trabajo», explicó.

Figurar en un segundo plano quizá le suponga examinar las situaciones con menos presión. Preguntado por ello, Moya señaló: «Es posible que esa presión sobre el entrenador no le permite ver la situación desde una óptica objetiva, y el segundo entrenador quizá está más tranquilo y le permite valorar esas situaciones de otra forma», admitió, aunque los distintos puntos de vista convergen en un consenso. «En el día a día compartimos información sobre los vídeos, en los partidos él lleva el peso de la preparación y las decisiones, pero si veo que algo nos puede favorecer o que no nos va bien algo que estamos haciendo se lo hago saber, e incluso él te pide opinión sobre alguna variante o un cambio en el plan de partido. Nos compenetramos muy bien y creo que formamos un buen tándem», asegura.

El segundo técnico no se olvida del resto del staff. «Estamos en una competición muy dura en la que tener un despiste te hace ir hacia abajo o perder un partido, pero pienso que es un orgullo tener un cuerpo técnico de cuatro o cinco personas que somos todos de La Roda, incluyendo el preparador físico y su hermana, e incluso el propio delegado con sus funciones de logística. «Para el club lo es y también para la población», recuerda.

La vinculación emocional con su hermano no solamente no es un inconveniente, más bien es un elemento positivo según asevera Enrique. «Para mí es más fácil porque llevamos muchos años de vivencias en el baloncesto, él en La Roda y yo en Albacete, hasta que volví. Compartimos mucha información, nos hemos rebatido cosas, y tenemos la suerte de que todo eso lo estamos compartiendo juntos en el día a día, y creo que nos hace más fuertes tener confianza para encontrar soluciones», señala sin dudar. «En ciertos momentos tenemos diferentes puntos de vista sobre algún aspecto, pero es alguna decisión puntual que hay que tomar en dos o tres segundos, y si no resulta acertada te queda la duda de 'y si…' Hay cosas que se discuten, pero al final llegamos a un entendimiento y a la cooperación entre los dos», agregó.

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