«El servicio público me ha hecho tremendamente feliz»

Antonio Díaz
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Rotary Club Albacete entregará su distinción como Servidor Público, en un acto que tendrá lugar, a las 21 horas, en la terraza del Hotel Beatriz. El galardonado, Juan Pedro Guillén Oquendo, fiscal jubilado, comentó sus sensaciones

Juan Pedro Guillén Oquendo. - Foto: José Miguel Esparcia

Rotary Club Albacete entregará su distinción como Servidor Público, en un acto que tendrá lugar, a las 21 horas, en la terraza del Hotel Beatriz. El galardonado, Juan Pedro Guillén Oquendo, fiscal jubilado, comentó a La Tribuna de Albacete sus sensaciones ante este nuevo reconocimiento a su trayectoria profesional.

Usted recibió numerosas distinciones a lo largo de su carrera, ¿qué supone este nuevo reconocimiento?

He tenido algunas condecoraciones y, sorprendentemente, cuando me llamó Eduardo Salinas, compañero y queridísimo amigo, y me lo comentó, fue para mí una sorpresa imprevista e inesperada esta distinción de Rotary Club. En un primer momento, alegría y satisfacción, un reconocimiento cuando te has jubilado, porque cuando estás en activo, son muchos, pero una vez que te jubilas pasas a esa segunda escala, que llamo. Es lógico y natural y lo primero que tiene que hacer un funcionario, es saber que la jubilación llega y deja de ser quien era. Me llevé una sorpresa y satisfacción, quieras que no, en el fondo de cualquier persona hay un pequeña dosis de vanidad. Un reconocimiento, halaga tu vanidad. 

Subrayan el más que merecido reconocimiento. 

Cuando te preguntas por qué, llegas a la conclusión que habrás tenido un buena vida profesional y dejado buena huella en la gente. 

Una de las más importantes facetas, servir a la sociedad.

Efectivamente, así es. El servicio público me ha hecho tremendamente feliz y me ha gustado, desde que ingresé en la Carrera Fiscal, 1977, hasta el 2019, que me jubilé. Encima, he sido servidor público en algo que es la ilusión de mi vida, la administración de Justicia. Poder colaborar, en la medida de mis posibilidades, en administrar Justicia, ha sido una gran satisfacción. 

También como fiscal delegado de Seguridad Vial.

Ingresé en Seguridad Vial cuando se creó la Fiscalía Especial, en 2007 y de ahí, hasta mi jubilación fue fiscal delegado de Seguridad Vial en Albacete. Satisfacciones muchas, ya que cuando ingreso, se hablaba a nivel nacional de más de 5.000 fallecidos y, cuando me jubilé, en España  había unas tasas de 1.200, 1.300. En Albacete ha habido años en los que en el casco urbano no hubo ni un fallecido. En las carreteras, igual, se ha bajado muchísimo. Por supuesto, todavía necesita mucho la Seguridad Vial, hay camino por recorrer y, como he comentado, debe empezar en los colegios. También hay accidentes que se podrían evitar con carreteras en mejores condiciones.  

Es un gran orador, ¿fue muy importante en su carrera?

Yo no creo que sea un buen orador, normal. Tengo compañeros que sí lo eran e iba a juicios solo para oírlos, en la Carrera Fiscal y en la Abogacía. Iba a oír a Juan José García Carbonell porque era un placer oírlo hablar y condensar en tan poco tiempo y con tan pocas palabras, algo que a mí me parecía que necesitaría horas y horas.  

¿Mereció la pena esa dedicación a la Justicia?

Sí, eso por supuesto, lo pregonare siempre, porque me ha hecho feliz. Esa es la mayor compensación que puede tener cualquier profesional. Claro, también han habido malos ratos.

¿Queda mucho por hacer, por mejorar?

La Justicia está siempre en evolución. Cuando yo estudié el Código Penal, en el año 1974, 1975 preparando las oposiciones, había una serie de delitos, hoy hay otros. La Seguridad Vial, en aquellos años no tenía importancia y hoy fíjese. La Justicia, por supuesto, esta en permanente evolución y se crean nuevas figuras delictivas, por ejemplo el delito informático. La sociedad evoluciona y, como consecuencia de eso, evoluciona la administración de Justicia, pienso que para bien.