Editorial

El deporte español en los Juegos Olímpicos

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Lo significativo del deporte español es que los principales logros se centran en modalidades profesionales

La jornada de ayer fue prolífica para la expedición española en los Juegos Olímpicos de Tokio (Japón). Por primera vez, se disputó la modalidad de foso olímpico por parejas y resultaron ganadores el toledano Alberto Fernández y la cordobesa Fátima Gálvez. Era la primera medalla de oro para España, con la que se cortaba una mala racha de varios días sin subir al podio. Poco después el tenista gijonés Pablo Carreño ganaba al número uno del tenis mundial, el serbio Novak Djokovic, por un marcador de 6-4, 6-7 y 6-3, lo que le hizo acreedor de la medalla de bronce que se colgará hoy. Además, todas las selecciones españolas se clasificaron para los cuartos de final de sus respectivas competiciones, un hecho insólito en la historia del deporte español.

Todo apunta a que en los próximos días los deportistas españoles cosecharán nuevos triunfos y al final de los Juegos Olímpicos será hora de hacer balance, aunque se puso muy difícil igualar el récord de 22 medallas conseguido en Barcelona 92. De momento, en muchas competiciones se están poniendo en estos días las bases para optar por las preseas, pero después hay que rematar el trabajo, como lo hicieron los tiradores Alberto Fernández y Fátima Gálvez o el tenista Pablo Carreño. Hasta el momento, España consiguió una decena de diplomas olímpicos, que es la antesala del podio.

Lo significativo del deporte español es que los principales logros se centran en modalidades profesionales, donde los focos mediáticos están puestos en las grandes estrellas como Pau Gasol, el propio Pablo Carreño, la tenista Garbiñe Muguruza o la selección nacional de fútbol, entre otros, pero los deportes más amateurs pasan desapercibidos, a no ser que consigan subir al podio, como el caso de los tiradores de ayer, la piragüista Maialen Chourraut    -medalla de plata- o el ciclista de Mountain Bike David Valero. Después de que los focos apunten a ellos durante estos días, vuelve a la rutina del día a día y a pasar desapercibidos para la ciudadanía. En muchos casos, deben compaginar los entrenamientos y las competiciones con un puesto de trabajo convencional, por lo que sus éxitos, si cabe, deben tener mayor consideración que los de los deportistas profesionales que viven permanentemente por y para su deporte.

Esperemos que los éxitos continúen en estos atípicos Juegos Olímpicos -sin público y con un país organizador que da la espalda a los deportistas- y que al regreso, las instituciones públicas y la empresa privada se acuerden de los deportistas de élite cuyas modalidades no son mediáticas para proporcionarles medios con el fin de mejorar sus resultados y que España se convierta en una potencia mundial.