Hasta este sábado en cualquiera de  las Bibliotecas Municipales o en la Biblioteca Pública del Estado de Albacete se pueden entregar las obras que concurran al certamen de relatos solidarios que organiza Medicus Mundi Sur y que, como en años anteriores, recuerda la responsable en Albacete, María José Martínez, se dedica a Remedios López, la fundadora de Medicus Mundi en Albacete.  Ya son cinco los años que se lleva organizado este certamen que contó el pasado año con una participación de  ocho obras y el primer premio se fue para el relato, El color de los refugiados, de Nieves Jurado Martínez. 

 A este  certamen, como es conocido, puede optar cualquier persona mayor de 16 años edad , si bien  únicamente se podrá presentar una obra por participante y que deberá entregarse en dos sobres cerrados, uno con los datos del autor en cuestión  y el otro con la obra y por triplicado. 

La obras que concurran no sólo deberán ser originales e inéditas sino que deberán versar, comenta María José  Martínez, sobre la solidaridad entre las personas, y todo ello, además, deberá ser contado en tres folios. 

Los premios que se entregan son tres, en concreto, se concederá un primer premio que consistirá en una placa conmemorativa, una tablet y la publicación del relato ganador tanto en la página web de  Medicus Mundi  como de la Biblioteca Pública del Estado, y un segundo y un tercer premio que consistirán, añade María José Martínez, en un libro y en la respectiva placa conmemorativa. 

El jurado encargado de fallarlo, como viene siendo habitual, estará formado por miembros relacionados con la literatura y la solidaridad, y su entrega este año está prevista  para el próximo 10 de abril a partir de las 19 horas, en la Biblioteca Pública del Estado de la capital. Este certamen de relatos solidarios, como es conocido, surge tanto como una forma de sensibilizar como un reconocimiento a una señora que,  dice Martínez, con «sus 94 años continúa siendo una ejemplo y un estímulo para todos nosotros. 

Fue hace 41 años cuando Remedios, junto a un médico, viajó hasta el continente africano, quedando prendada  tanto de su luz como de su color pero, sobre todo, de sus gentes y de sus luchas hasta el punto de que a partir de ese momento, Burkina Faso se convirtió, junto con su labor y su servicio a los demás, en su razón de vida» e igualmente, añade, «en  uno de los países de África junto a su ciudad Houndé en  los que trabaja Medicus Mundi Albacete».