Hace poco leía un artículo en el periódico La Vanguardia y en el que me detenía ante estas líneas: «El pueblo está dando pruebas de un patriotismo y de una conciencia del momento actual que no demuestran poseer en el mismo grado algunos de sus dirigentes». Me pareció totalmente vigente en este preciso instante de nuestra actualidad... y hablo de vigencia por cuanto el artículo en cuestión caía en mis manos y ante mis ojos en un ejercicio de visita a ese tesoro imperecedero que es una buena hemeroteca y en donde te puedes encontrar con un ejemplar del histórico periódico catalán de hace justamente un siglo, concretamente la fecha del diario era la del 11 de agosto de 1921, en plena tormenta política de la España de los inicios del siglo XX, sacudida y horrorizada por la deriva de la guerra del Rif y justo unos días después de sucedido el desastre de Annual. Era aquella España decrépita en su prestigio y dignidad tras perder las guerras de Cuba y de Filipinas y en cuyo Imperio ya sí se ponía el sol. El conflicto bélico colonialista en el norte de África, que nuestros abuelos definieron con lo de «bajar al moro», convertido en aquellos momentos en una masacre espeluznante, amenazaba con sumar nuevas sombras a un alicaído y desmoralizado país que, lógicamente, queda reflejado en los periódicos de la época que reposan en los estantes de la hemeroteca. Salvando las distancias de uno y otro momento, llama la atención que lo impreso en el papel periódico de hace un siglo pudiera servirnos para reflejar la sensación de que hoy, como entonces, son muchos los españoles que creen que sus políticos no están a la altura de los retos a los que nos enfrentamos.