Elena Serrallé

Elena Serrallé


Motomami

24/08/2022

El verano es lo que tiene, con sus helados, sus vacaciones, su piscineo, su playita, sus rutas camperas, sus tertulias a la luz de la luna, sus días en chanclas, su pelo abandonado (o quizá esto último solo soy yo) y, cómo no, su canción. La canción del verano
El otro día me propuse escuchar la que, según el comité de sabios musicales de este país, es o está siendo la canción del verano, la despechá de Rosalía. Me abstuve de prejuzgar y hablar sin conocimiento de causa, así que me propuse hacer las cosas bien, la escuché con detenimiento, intentando analizarla y no entendí nada. La escuché nuevamente, en esa ocasión haciendo mil pausas, y seguí sin entender nada. Volví a reproducirla, esa vez con subtítulos, y no hubo manera, hasta la escuché al revés, por si se trataba de una de esas psicofonías extrañas de ultratumba, y nada. Pedí ayuda a Siri y me dio largas. Conseguí descifrar algo de una motomami, pero eso, ¿es una  moto, o son sus colegas? ¿o quizá son sus colegas subidas a una moto?
Aquí estoy, llorando la muerte de Georgie Dann.
Con lo básico que era el mensaje de El chiringuito, o La barbacoa, o aquel temazo de El negro no puede, simplemente es otro nivel. Canciones que repites como una autómata. Sin más, sin comeduras de coco.
Y es que existe una regla no escrita que nadie, absolutamente nadie, puede saltarse a la torera, ni siquiera una grande como Rosalía, si el tema no se puede cantar por una banda/orquesta en la verbena del pueblo, jamás, escuchen bien, jamás, puede encumbrarse canción del verano. Y punto.

ARCHIVADO EN: Albacete, Rosalía