Julio Jiménez: «El sector funerario se ha visto desbordado»

J.L. Royo
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El gerente de Mortualba asegura que el tanatorio municipal tiene el doble trabajo que habitualmente.

Julio Jiménez, gerente de Mortualba. - Foto: José Miguel Esparcia

Por desgracia, uno de los lugares con mayor actividad en estos días merced a la pandemia que vivimos es el tanatorio. El elevado número de fallecidos por el coronavirus ha obligado a los trabajadores de Mortualba, empresa que gestiona el tanatorio municipal, a aumentar sus horas de trabajo y además en una situación que no es agradable para nadie.

Julio Jiménez es el gerente de Mortualba y reconoce que «nunca habríamos pensado que esto podría llegar a tanto, parece un sueño, pero no lo es, se ha llevado a mucha gente por delante. Se ha extendido bastante en el tiempo y ha desbordado al sector funerario y a todos los que trabajamos en él». Y es que el incremento ha sido bastante grande, «todavía no tenemos las cifras, pero como mínimo tenemos el doble de trabajo que habitualmente».

Su forma de trabajar también ha cambiado, sobre todo por el protocolo de actuación que se ha regulado por decreto. «Hay que actuar con material de protección para los fallecidos por el Covid-19, aunque el problema es que hay muchos que no están diagnosticados, aunque pone en el certificado que es por presunto covid, tenemos que actuar igual. Esto nos ha hecho cambiar todos los sistemas de trabajo».

El peor momento parece haber pasado ya para Julio Jiménez, que recuerda que entre el 22 de marzo y primeros de abril «tuvimos una gran cantidad de trabajo, tuvimos que doblar los turnos, pero no solo nosotros, sino todo el personal de las funerarias, porque una ciudad como Albacete está acostumbrada a una media de cuatro o cinco fallecidos diarios  y se pasa a una cantidad bastante grande».

Lo que peor llevan Julio  Jiménez y los trabajadores del tanatorio es la carga psicológica. «Lo que más nos está haciendo daño es el aspecto moral, ver a las familias destrozadas que no pueden despedirse de sus seres queridos, que no han podido estar con ellos en sus últimos momentos, hay que reducir el personal que puede venir a los entierros, solo pueden asistir tres personas por sepelio. Creo que todo esto es lo que más daño le está haciendo a la sociedad y a nosotros como trabajadores nos afecta bastante porque esto nos ha tocado de cerca a casi todos». Las medidas son extremas, pero como responsable de tanatorio, cree que «era la única manera de evitar contagios. Es lamentable que la gente no pueda venir al tanatorio, pero nos dimos cuenta de que había siete u ocho velatorios, si le dejabas pasar a 10 personas por cada uno se juntaban allí 80».

Julio Jiménez también relata que han aumentado notablemente las incineraciones. «Si en un mes se hacían 30 cremaciones, hemos pasado a más de 100, estamos incinerando las 24 horas». Lo mejor es que el ritmo «ha bajado bastante en los últimos cuatro o cinco días», concluye.