Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


Economía de guerra

28/03/2022

Si las cosas siguen complicándose al ritmo de las últimas semanas, no quedará más remedio que introducir en los planes de estudio una nueva asignatura: «Economía de guerra». Su temario explicará diez rasgos típicos de tales situaciones.  
Sustitución de los mercado competitivos por gobiernos que planifican la asignación de los escasos recursos de la sociedad. El ejército y la industria de armamentos pasarían a ser las dos actividades prioritarias. 
Autarquía y autoabastecimiento. ¿Para qué exportar bienes que podemos necesitar mañana? 
Intervención de los mercados supérstites. La venta de algunos bienes quedará prohibida. La de otros sufrirá restricciones en cantidades y/o precios. 
Proliferación de los mercados negros donde se comerciarán los productos restringidos a precios disparados.
 Desconfianza en el dinero legal. La sobreexpansión monetaria prenderá la mecha de la inflación que, a su vez, reducirá la confianza en el dinero.
Oro como refugio de valor.  
Emisión de "bonos patrióticos" para atraer el escaso ahorro de la sociedad. 
Disminución del consumo privado para asegurar los recursos reclamados para otros quehaceres más perentorios. De hecho, este es uno de los efectos de la inflación. 
Racionamiento del consumo privado para asegurar que todas las familias ingieren el mínimo vital. Las cartillas de racionamiento reemplazarán las tarjetas de crédito. 
Acumulación de bienes de primera necesidad por las familias. 
La economía de guerra es el típico juego de suma negativa donde todos pueden perder simultáneamente. Ello no impide pingües beneficios para algunos grupos. Los políticos que disfrutan dirigiendo la vida de los ciudadanos. Los funcionarios-controladores que pueden obtener jugosas propinas mirando para otro lado. Los estraperlistas que se aprovechan de la opacidad de los mercados negros.