El Fundación Albacete consiguió su primera victoria en casa tras un partido de alternativas que solo se resolvió en el último suspiro.

Tras unos primeros minutos de presión por parte local, el AEM pudo sacudirse el dominio, aunque no pudo evitar que la efectividad del equipo de Roberto Cantarero le pusiera con ventaja. Antes del primer cuarto de hora, un servicio de Cintia se marchó directamente al fondo de la red sin que ninguna jugadora tocase la pelota, incluida la guardameta que fue víctima de un monumental despiste.

Las ilerdenses pudieron igualar el partido en un mano a mano de Yiyi con Laura Sánchez que la portera saldó a su favor con una gran parada, abriendo la puerta a una mayor ventaja para el Fundación, que efectivamente consiguió en un contraataque resuelto por Elena Martínez con un disparo duro y cruzado.

El gol afectó al AEM, aunque cuando peor pintaba para sus intereses acortó distancias antes del descanso en un cómodo remate de Laura Fernández a la media vuelta.

El arranque de la segunda mitad registró un dominio alterno. El partido no se decantaba para ningún bando, aunque las visitantes, aun sin acercamientos serios, ofrecieron muestras de querer empatar.

Las dudas se disiparon pasado el primer cuarto de hora. En un balón largo en el que la defensa blanca volvió a dar muestras de fragilidad, Laura Fernández alcanzaba el doblete con un disparo cruzado que ponía las tablas en el marcador (es un decir).

Lejos de conformarse, el AEM no quiso replegarse y buscó el tercer tanto con que completar la remontada. El Fundación andaba noqueado dando la sensación incluso de que la igualada no era un mal resultado en función de las circunstancias.

Pero llegaron los últimos cinco minutos y las locales tocaron a rebato. Un remate defectuoso de Elena privó a su equipo del 3-2, y también una buena intervención de Laura en un mano a mano con Medina como preámbulo del tercer gol albaceteño que llegó a balón parado. Celia sirvió un saque de esquina al segundo palo para que Herrero cabecease en plancha para alojar la pelota en la red y con ello conseguir tres puntos que llegan como agua de mayo.