Editorial

Hay veces que vestir de moderado no depende de uno mismo

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No cabe duda de que la moderación y la institucionalidad es un traje que le sienta bien a Núñez Feijóo, pero parece que no termina de encontrar los complementos que lo acompañen

Puede que Alberto Núñez Feijóo haya encontrado al fin su talla en el traje de la moderación en el que lleva intentando encajar desde que llegó a la presidencia nacional del Partido Popular. Este martes el Congreso de los Diputados convalidaba el Real Decreto Ley 20/2022 de 27 de diciembre de medidas de respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la guerra de Ucrania, y de apoyo a la reconstrucción de la isla de la Palma, más conocido como el tercer decreto de medidas anticrisis por la invasión de Ucrania. Y lo hacía con 175 votos a favor, 7 en contra y 164 abstenciones, las de PP y Vox entre ellas, dejando el camino libre para su aprobación.

El PP ha justificado estos días esta decisión alegando que el decreto está bien, toda vez que aseguran que las medidas propuestas por el Ejecutivo de Pedro Sánchez para paliar los daños de la crisis están copiadas de las de su partido, aunque mal copiadas y llegan tarde decía la portavoz parlamentaria Cuca Gamarra antes de la sesión. Y como ejemplo citaba que no se ha rebajado el IVA a productos básicos más allá del pan, la leche y los huevos, como la carne, el pescado o las conservas. Más ambición reclamaban para un decreto que aliviará, aunque no lo suficiente, muchos de esos efectos para las familias más vulnerables de este país.ç

Ya quiso hacer gala de esa moderación estrenando el traje en el acto que protagonizó en Cádiz, lugar elegido a conciencia, para presentar su plan de preservación de las instituciones y regeneración democrática, en el que se incluye esa idea de dejar gobernar a la lista más votada. Una de esas costuras que no termina de encontrar su sitio cuando una de las ya habituales voces disonantes del partido, Isabel Díaz Ayuso, lo cuestionó desde el minuto uno. La posibilidad de que esa propuesta de al traste con numerosos gobiernos municipales, e incluso autonómicos, el próximo 28 de mayo, es lo que incomoda en las filas 'populares', que miran a Vox como la única opción de alcanzar esos gobiernos, algunos de grandes ciudades. Feijóo quiso dejar la presión en el Partido Socialista, invitando a Sánchez a sumarse a su pretensión de volver a la época del bipartidismo, pero el malestar dentro del propio PP ha sido manifiesto.

No cabe duda de que la moderación y la institucionalidad es un traje que le sienta bien a Núñez Feijóo, pero parece que no termina de encontrar los complementos que lo acompañen. No le acompaña la presidenta de Madrid, que le cuestiona en sus propuestas. Y no le sienta bien el vicepresidente de Castilla y León, que empaña toda la labor que realiza Génova por situarse en el centro-derecha del espectro político cuando pone en cuestión los derechos de las mujeres, o cuando suprime el espacio de mediación laboral con el que empresas y sindicatos pueden llegar a acuerdos. Feijóo aún tiene margen para mejorar su imagen.