Antonio García

Antonio García


Cibeles

30/01/2023

Hace ya una semana de la manifestación de Cibeles, convocada por más de cien asociaciones y colectivos de la sociedad civil. Bajo el lema de defender la constitución y las instituciones, lo que se reclamaba en realidad era un cambio de gobierno, reclamo poderoso para que se sumaran a ella, además de desilusionados con causa, esos impresentables que no faltan a ningún bombardeo, al olor de la jarana. Los medios concordes al gobierno y el propio gobierno, aparte de quitarle importancia al asunto echando mal las cuentas, incidieron mucho en que allí estaba Vox, a fin de descalificar en bloque una convocatoria incómoda, y alguno mentó el trumpismo como si en lugar de rodear la Cibeles hubieran rodeado el congreso con gritos de guerra. Sí, estaba Vox, pero también estaban Andrés Trapiello y Fernando Savater, por los que mi corazoncito siente afinidad, más literaria que política. En este tipo de manifestaciones hacen más ruido los indeseables, muy cucamente señalados por las cámaras para anular a los justos y benéficos. Y no obstante esta confusa mezcolanza de olla podrida, conglomerado de sensatez y oportunismo, no podía dejar de palparse allí un nacimiento de semilla, tantas veces abortada por insuficiencia de riego. Es la posibilidad de una tercera España, por otro nombre llamada centro, ausente de un espacio político que lo necesita más que nunca, ahora que los extremos ya han agotado su discurso o venden el mismo cambiando sus bozales. Ignoro si este amago de resurgimiento tendrá largo recorrido o engrosara la cuenta de divinos fracasos anteriores, torpedeado tanto por enemigos como por amigos equivocados, pero sería temerario malograrlo, si no queremos que las dos españas sigan haciendo de las suyas.