Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Vox se recompone

08/10/2022

Uno de los mayores activos de Vox es su posición en las encuestas, si estas son capaces de revelar los movimientos profundos que existen entre los electores y no se equivocan como ocurrió en las elecciones autonómicas andaluzas. Todas ellas, con mayor o menor porcentaje, indican que en caso de victoria del Partido Popular necesitaría el concurso de los escaños del partido de la ultraderecha para alcanzar la mayoría absoluta. Algunas incluso apuntan a que necesitaría de más ayudas con las que la formación de Santiago Abascal se ha declarado incompatible, como los cinco o seis escaños que pudiera aportar el PNV, siempre dispuesto a arrimarse al sol que más calienta.

Después de los resultados de Andalucía, donde Abascal no pudo decir que a Macarena Olona se le había puesto cara de vicepresidenta, a pesar de sumar dos escaños más a su representación, el partido ultraderechista vive en situación de repensar su futuro, y la primera decisión en ese sentido ha sido la de destituir a Javier Ortega-Smith como secretario general del partido -además es diputado y concejal en Madrid-, arrumbarlo en una vicepresidencia y nombrarle nuevamente candidato a la alcaldía de la capital, en una jugada que de rebote perjudica a Rocío Monasterio, cansada de perder ante Isabel Díaz Ayuso, que consideraba que enfrentarse al alcalde José Luis Martínez-Almeida le daba más posibilidades.

Ortega Smith, como en el caso de Francisco Álvarez Cascos, actuaba más como general secretario que como secretario general, como denunciaba la propia Macarena Olona -o como el defenestrado Teodoro García Egea en el PP-, y lejos de hacer amainar los conflictos que surgían en los territorios los exacerbaba. Y ahí está uno de los principales problemas de Vox de cara a las próximas elecciones autonómicas y municipales, la falta de conocimiento sobre sus posibles candidatos, una elección en la que van con retraso, lo mismo que en la elaboración de un programa que vaya más allá de los lugares comunes en los que ha basado el apoyo recibido y que le garantizan un suelo electoral, pero no le dan para elevar su techo. Ortega Smith ha hecho de la necesidad virtud y ha presentado su relevo por Ignacio Garriga, como una decisión personal, a pesar de ser la primera víctima de una decisión interna de calado de Santiago Abascal.

Si finalmente Macarena Olona decidiera crear un nuevo partido, el fraccionamiento de la ultraderecha sería una noticia inmejorable para el Partido Popular, pues aunque la nueva formación no recabara muchos votos -tendría el mismo problema de implantación territorial que Vox- la división tendría efecto contraproducente y muchos de los votos que salieron del PP volverían a él, como han hecho la mayor parte de los votantes de Ciudadanos, a pesar de la vitola de moderación que exhibe el presidente popular, Alberto Núñez-Feijóo, a lo que también ayuda las polémicas políticas protagonizadas por el vicepresidente de la Junta de castilla y León, Juan García-Gallardo, ejemplo de la falta de banquillo de Vox y de la elección de candidatos deprisa y corriendo, aunque en esa ocasión la jugada le salió bien a Abascal.

El futuro de Vox estriba en que sirva para algo, para consolidar el cambio de ciclo y dar poder territorial, municipal y en su caso estatal al PP, y en ese terreno de apoyar y gestionar puede asentar estar su supervivencia... o ser fagocitado, como Ciudadanos, por el primogénito de la derecha.