«El mito de Troya marcó la mente del mundo occidental»

V.M.
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El catedrático de Arqueología y Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Quesada, intervino en el ciclo programado por la Asociación de Amigos del Museo de Albacete sobre 'Las ciudades griegas del Asia Menor'

Fernando Quesada, catedrático de Arqueología y Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid. - Foto: Rubén Serrallé

El doctor en Arqueología Fernando Quesada pronunció el martes una conferencia en el Museo de Albacete que tituló 'Donde todo empezó: Troya'.

Un título suficientemente explicativo sobre la importancia de Troya en la civilización clásica griega, ¿no es así?

Antes de la evolución de las grandes ciudades griegas de época clásica en Asia Menor, como Pérgamo o Éfeso, hay una ciudad, en origen no habitada por griegos, que en la Edad del Bronce -allá por el 1.200 a. de C.- era una de las urbes comerciales más importantes de todo el Mediterráneo Oriental, a un lado estaba la cultura micénica y en la península de Anatolia el Imperio Hitita, y Troya estaba en un punto clave para el comercio entre el Mar Egeo y el Mar Negro, en aquella época controlaba todo el tránsito de cereales como ocurre hoy en día con Ucrania.

¿Ese enclave estratégico estaría detrás del conflicto bélico posterior?

Troya se convirtió en el eje de una disputa que se ha considerado durante muchos siglos como un mito. La mentalidad griega desde época micénica hasta el tiempo de Alejandro Magno está modelada en lo que Homero cantó sobre la guerra de Troya, de hecho el propio Alejandro Magno al atacar el Imperio de Persia lo primero que hace es ir a la tumba de Aquiles, porque él dormía con una Ilíada bajo el brazo, según Plutarco. Digamos que el mito ambientado en Troya marcó la mente del mundo griego y, en cierto modo, la del mundo occidental.

Más allá de la mitología, ¿que pervive de la leyenda a la luz de los descubrimientos arqueológicos del siglo XIX?

Esa es la cuestión clave: ¿es histórica la guerra que narra Homero? Hay datos arqueológicos que evidencian el ataque de los aqueos a la ciudad. Troya es una urbe milenaria, que se fundaba en el tránsito del Calcolítico a la Edad del Bronce, allá por el 2.800 a. de C., pero según la narración homérica la guerra se produjo en torno al 1.200 y existe un estrato arqueológico de esa ciudad que está destruida por un fuerte incendio y coincidiría con la Troya de Homero, incluso hay textos literarios de la capital hitita referidos a ella. En definitiva, no podemos tener la garantía de una guerra de Troya como la narra Homero, con personajes como Aquiles o Ulises, pero sí hay indicios de conflicto militares en esa zona y en esa época. En cualquier caso el propio descubrimiento de  Heinrich Schliemann en 1871, es casi tan mítico como la propia Ilíada, pero es cierto que abrió a la ciencia arqueológica y a la historia esta etapa desconocida de la Grecia durante la Edad del Bronce. 

Esos mitos que conforman la cultura clásica se prolongarán durante muchos siglos.                                                                                                                                                                                                                                                       Claro, la mentalidad de los guerreros homéricos, la astucia de Ulises, el valor despiadado de Aquiles, el amor paterno de Héctor, la fuerza del destino que impulsa a los hombres a la destrucción, todo ello está recogido en La Ilíada y forma parte del acervo cultural de todos los griegos desde al siglo  VI a. de C. y posteriormente se traslada al mundo romano, de hecho en los orígenes más remotos de Roma figura el troyano Eneas. Es más, incluso durante la Primera Guerra Mundial los jóvenes de Francia, Inglaterra o Alemania iban empapados a las trincheras de una mística heroica que yacía en el propio texto homérico.

Esa fascinación por la Guerra de Troya motiva que haya sido llevada en varias ocasiones al cine ¿qué le parecen esas adaptaciones?

Ninguna película es un documental, ni intenta reflejar una historia que, en el fondo, es una obra literaria, donde los dioses están en el propio campo de batalla. Hay películas que tienen puntos de vista interesantes, por ejemplo la más reciente, Troya de   Wolfgang Petersen, sigue vagamente algunos aspectos de La Ilíada y hay cosas bien reflejadas, como los valores aristocráticos o la agresividad de los héroes homéricos, pero en se distancia del propio Homero y tiene un aire más de Hollywood. En cualquier caso, toda película de esas características puede ser utilizada para fomentar el interés por la historia, bien para explicarla e incluso para criticar aspectos más cuestionables.