Un corazón que traspasa fronteras

Teresa Roldán
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La albacetense Llanos García, patrona de 'Juntos por la Vida', ayuda como voluntaria, junto a su hija de acogida, y ya lograron evacuar a más de 550 ucranianos que huyen de la guerra

Llanos García y su hija ucraniana Dafha con su perro. - Foto: LL.G.

En la Fundación Juntos por la Vida trabajan sin descanso para agilizar los viajes humanitarios y garantizar la salud de los niños ucranianos. Esta asociación pequeña está demostrando que es grande en solidaridad, porque sin apenas medios económicos, tan sólo donaciones de particulares y empresas, y un voluntariado con un corazón que traspasa fronteras está consiguiendo toda una hazaña: evacuar y sacar del horror de la guerra a familias ucranianas, fundamentalmente mujeres y niños, gestionando también su nueva unidad familiar de acogida mientras dure la invasión rusa. Esta entidad tiene la gran suerte de contar entre sus filas con una albacetense, Llanos García, que como madre de acogida desde hace 17 años, voluntaria de la fundación y ahora también patrona de la misma, no ha dudado en emprender un viaje sin retorno a la vista para ayudar a la población de Ucrania a encontrar un lugar donde refugiarse de los bombardeos y de la tragedia, entre ellos a su hija ucraniana de acogida Dafha, de 21 años, a la que ya ha podido abrazar y que bajo su tutela trabaja también como voluntaria en el campo de refugiados de la frontera de Polonia con Ucrania, desde donde la asociación está colaborando en esta tarea humanitaria.

Desde que se inició el conflicto el teléfono de esta ONG no ha parado de sonar, tanto que el buzón ya no admite más llamadas. En apenas unas semanas, esta entidad ha logrado cumplir e incluso superar su objetivo que era sacar a más de 500 menores ucranianos del país, porque ya son 550 las personas evacuadas. Así, nos lo relataba la albacetense García, que si bien lleva desde 1992 en Valencia trabajando con plaza como sanitaria en un hospital, es técnico de laboratorio, viaja con frecuencia a Albacete donde vive toda su familia, sus padres, sus hermanos, sus sobrinos, con los que mantiene un vínculo muy estrecho. Llanos y su hija ucraniana, junto con otros voluntarios de la entidad trabajan sin descanso desde que llegaron a la frontera con Ucrania. Su siguiente paso es pasar a Ucrania, a la zona de Leópolis, para llevar ayuda  humanitaria y rescatar a personas enfermas que necesitan una camilla o una ambulancia o que van en silla de ruedas y que por sí solas no pueden salir de la zona asediada. «Humanamente no podemos dejarlos allí, estamos a 70 kilómetros y vamos a entrar, sin pensar en el peligro y en el riesgo que corremos», indicó García. Otro objetivo que persigue esta asociación y que hasta que no lo logren no se marcharán es sacar de un orfanato a 17 niños huérfanos que en su día participaban en el programa de acogida con familias de Valencia, pero que por impedimentos legales no pueden salir de Ucrania. 

Esta voluntaria albacetense asegura que nunca en la vida se había encontrado con una situación similar. «Las familias llegan al paso fronterizo de Przemysl, en Medyka, rotas de dolor, es muy duro ver su sufrimiento, su desconcierto, no saben que hacer ni a dónde ir».

García asegura que «lo único que nos consuela es cuando estas personas ucranianas se van con una sonrisa y una esperanza de futuro y de paz, esa es la mayor recompensa que tenemos al duro trabajo diario». 

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