Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


Comienzo de curso

10/09/2021

La supresión parcial de la Feria simplifica el trámite del comienzo de curso, al menos para los profesores, pues ahora solo debemos preocuparnos de una cosa. Y lo digo por esos arranques de curso que había que compatibilizar con el trajín ferial, lo que convertía al docente de esta ciudad en una especie de doctor Jeckyll y míster Hyde: un ser grave y solemne de día, cuando comparecía ante sus alumnos, y un gambitero impenitente de noche, cuando quedaba con los amigos para someterse al rito de la borrachera septembrina. Sin dejar de cumplir con la tradición, los profesores de mi quinta solemos recogernos pronto, pues la biología no nos permite alegrías mayores. Pero sé de buena tinta que muchos de los compañeros más jóvenes y vigorosos pasan del reguetón y el mojito al aula y trigonometría, y ello sin solución de continuidad. Esto siempre entraña un riesgo, pues si hay algo que los alumnos hacen bien es detectar cuándo sus profesores no se encuentran en condiciones óptimas para ejercer la docencia. Todos hemos tenido profes de quienes se decía (en unos casos con más fundamento que en otros) que empinaban el codo. De hecho, basta con que los alumnos detecten una sola vez que el comportamiento del docente es errático, que su pronunciación es trabajosa o que se le cierran los párpados contra su voluntad, para que le caiga el sambenito de borrachuzo, un estigma que probablemente lo persiga hasta mucho más allá del día de su jubilación. Por ello los días de Feria resultan tan peligrosos. ¿Quién no ha sucumbido a la tentación de pillarse una cogorza en las fiestas de su pueblo? Con las diferencias de que las fiestas de este pueblo son excesivas en duración y en intensidad. Este septiembre, sin embargo, la moderación será la norma gracias al Covid nuestro de cada día.