Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


El agua y el verde

22/04/2022


No se llevan bien el agua y el verde en Toledo, al menos en lo que va de siglo XXI. Aunque esta relación poco traumática proviene de siglos anteriores. El deterioro de la relación alcanza a todas las corporaciones que por el Ayuntamiento han pasado. No todas con la misma responsabilidad. Si hiciéramos un recuento descubríamos que algunas hicieron poco o nada en ambos asuntos.  Solo hay que ver la relación con el río Tajo. Desde que se construyera el malhadado trasvase  sus ciudadanos pasaron estúpidamente de una afrenta tan obvia y los representantes políticos 'surfearon' entre el falaz discurso de la solidaridad interterritorial y una oposición de boquilla. O sea, nada. En cuanto al agua, como adorno estético que aligera y refresca  los espacios públicos, no parece que se acierte en su construcción. Fuentes, estanques y lagos hay que se pasan la mayor parte del tiempo sin agua, acumulando tierra, hojas secas  e inmundicias varias que la ciudadanía anónima, no muy sensibilizada por cierto, arroja en cualquier lugar. Incluso alguna lamina de agua existe que desde que se realizara no se ha podido utilizar por la mala concepción y peor concreción de la obra. Nadie pidió responsabilidades a la constructora en su tiempo y ahora es un muerto, como otros muchos en la ciudad, con los que nadie sabe qué hacer.
En cuanto al verde, durante la reciente semana de pasión y turismo, que no está arruinado como se quiere hacer creer, he paseado por tres parques señeros: el denominado de la Tres Culturas, el llamado de la Vega y el Parque Escolar. El resultado no ha podido ser más deprimente. Todos trasmiten una sensación desesperante de abandono sumado durante años, aunque a rematarlos contribuyeran la dana Filomena y otras danas subsiguientes.  Fueron la guinda al pastel del descuido. Los concejales del gobierno y de la oposición deberían pasearse por ellos para descubrir su estado comatoso y poder formular así una política de atención consensuada a estos espacios públicos. Porque el remedio de los desastres de años no es una cuestión menor en la inversión económica que requieren. Descubrirían las necesidades que la ciudad tiene que enfrentar con los impuestos, (¿muchos, pocos?) de los ciudadanos. Las ciudades son lo que sus habitantes quieren. Es su espejo.