Aprovechando que los gobiernos todavía no han restringido el número de lecturas -todo se andará- y que nadie ha decretado por el momento que hay que leer con mascarilla, les ofrezco una lista de lecturas que pueden amenizar futuros confinamientos o regalarse estas navidades a allegados y convivientes, siempre que no medien besos o abrazos en la entrega. Charles Bukowski (La enfermedad de escribir) y Antonio Escohotado (Hitos del sentido) tienen poco en común salvo que los dos escriben sin bozal, uno en defensa de la escritura libre y otro para revisar la evolución del pensamiento heleno. Entre las novelas, destaco la de Alberto Olmos (Irene y el aire), divertida y seria reivindicación de la paternidad en tiempos en que la procreación está tan mal vista, y la de Germán Sánchez Espeso, Estudio para una apoteosis de los ángeles caídos, una anomalía a doble columna que retrotrae a experimentalismos ya caducos pero refuerza nuestra creencia de que es un escritor genial, lamentablemente relegado. Aunque se vendan como reivindicación del feminismo, las memorias de Suze Rotolo (publicadas en su origen hace una docena de años, antes del desmadre) nos interesan porque es la chica que se agarra a Bob Dylan en la portada de The freewheelin. A todos los libros precedentes, José Luis García Martín les haría una crítica puntillosa, jodona, detectando sus deslices o antecedentes, porque es nuestro crítico más meticuloso y exacto, a la vez que generoso, reencarnación del Clarín más temible, como demuestra el centenar de críticas reunidas en El lector impertinente, en la siempre memorable editorial Renacimiento.