Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Váyase, Montero

22/11/2022

Orillando farragosas cuestiones técnicas, que a los ciudadanos de pie nos la trae al pairo, si los que deben hacer buenas leyes para defendernos de los agresores sexuales, no son capaces de ello, deben de irse a la puñetera calle de forma inmediata. Pero, no sin antes solucionar el entuerto judicial para devolver sus penas a estos criminales y a la fría chirona a los que han aprovechado, sus errores al legislar, para librarse de sus merecidas rejas. Váyase ya, Irene Montero. Esto se veía venir, lo venían advirtiendo desde los diferentes agentes y colectivos a los que deberían de haber tenido mucho más en cuenta a la hora de parir una Ley con la que les ha salido el tiro por la culata. Pero no, su soberbia supina les impide ver más allá de la punta de su nariz y así nos luce el pelo. No se trata de un caso aislado. Algunas de las Leyes que han sido propuestas y aprobadas en los últimos años en sede parlamentaria exhiben carencias y lagunas escandalosas, pero ninguna del efecto de las consecuencias derivadas de la del 'Solo sí es sí'. Por supuesto que era necesario ahondar en el concepto de que solo si una mujer quiere, un hombre, u otra mujer, pueda acercarse a ella. Faltaría más y mucho han tardado en afinar en una cuestión en la que el consenso debe ser absoluto. Pero, a base de errores en el planteamiento y formulación de una nueva Ley, facilitar la rebaja de penas a unos criminales que han agredido sexualmente a nuestras madres, hermanas, hijas o amigas, es algo altamente intolerable. Y si esto lo es, echar las culpas a los jueces de que esto lo provoca su aplicación bajo un punto de vista machista, es todavía más insoportable, rayano en lo deleznable. Y aquí es cuando todos los que salieron a las calles a reclamar unas nuevas leyes que protegieran más a las mujeres, deben de volver a hacerlo para exigir que dichos legajos no permitan a sus violentadores librarse de años de merecida cárcel. Y de momento ni se les ve, ni se les espera. Ahora toca pedir disculpas y sentarse a enmendar una situación insostenible que está abriendo las puertas de la chirona a salvajes que disfrutaron violando mujeres. Y una vez que todo haya vuelto a su normal y lógico cauce, Montero -y el resto de los políticos y técnicos responsables de este desmán- deben irse. Se lo agradeceremos para siempre.