Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


A ver cómo se las arregla el presidente

22/07/2020

Pedro Sánchez expresó su satisfacción, tras cuatro días de negociación, por el acuerdo alcanzado en Bruselas la madrugada del lunes al martes. Luego matizó diciendo que estaba contento al 95 por ciento, lo que parece mucho para lo que supone que las ayudas de Bruselas a España a fondo perdido se reducen en 5 mil millones de euros respecto a la cifra prevista. A esa reducción en dinero contante y sonante se añade algo  que, esta vez sí,  puede quitar el sueño al presidente de gobierno: la dureza de las condiciones que impondrá Bruselas a los países subvencionados, entre ellos el nuestro.
Lo hemos repetido hasta la saciedad: el problema que tiene España de cara a Bruselas es que los dirigentes europeos sienten una profunda  desconfianza hacia los populistas de izquierdas y de derechas,  aunque algo mayor hacia los primeros que hacia los segundos. Y en España el gobierno de coalición es con un partido populista de izquierdas, que ha obligado a nombrar 22 ministros - cifra insólita y peligrosamente  cara-, y  con un vicepresidente que no pierde ocasión en promover iniciativas que suponen la quiebra de un país que se encuentra ya en ruinas. Sobre todo desde que a las arcas vacías se ha sumado una pandemia  devastadora no solo desde el punto de vista sanitario,   sino también en lo económico y laboral.
Pedro Sánchez  actúa como si el dinero que va a llegar no estuviera sujeto a condiciones y Pablo Iglesias va aún más lejos y, haciendo oídos sordos a lo que dice Bruselas, insiste en iniciativas que considera de obligado cumplimiento.  Pero el Sánchez que hace como que las transferencias  serán gratis total, sabe perfectamente que, para que vayan llegando, aparte de facturas que demuestren que se destinan a lo que tienen que ir destinadas,  llevan aparejadas medidas económicas y sociales que hay que tomar sí o sí, o dejan de llegar los euros de forma inmediata.
Medidas que obligan a un recorte drástico del gasto púbico, y por tanto menos alegrías para mandar dinero a las autonomías que  permiten  a Sánchez salvar votaciones parlamentarias; suponen una revisión de las pensiones, reducción de salarios de funcionarios,  reducción de ayudas sociales, subida del iva y mayores cargas impositivas. Eso, para ir abriendo boca. Con una reducción importante de las inversiones en infraestructuras,  que son  elemento fundamental para el mantenimiento del empleo.
La UE puede provocar lo que menos desea Pedro Sánchez:  que se incremente la confrontación entre los miembros de Podemos que se sientan en la mesa del Consejo de Ministros con  el resto de los compañeros, porque  Pablo Iglesias se resistirá a  renunciar al programa social que había pactado con Sánchez, programa en el que confía para, cuando llegue el momento, presumir de su autoría para intentar recuperar los muchos votos perdidos.
No hace falta ser muy inteligente para adivinar que, a corto plazo, se producirán  cambios en el gobierno.