Francisco J. Martínez

Francisco J. Martínez


Actitud y lenguaje

13/03/2022

Concluimos una semana en la que la mujer fue el centro de atención, aparte de la consabida guerra de Ucrania. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, ahora acortado a «de la Mujer», volvió a tener su manifestación y otros actos diversos en las calles, como justo antes de declararse la pandemia como tal. En la profesión periodística, donde la mujer es mayoría en un alto porcentaje de las redacciones, el debate se centra en el uso o no del lenguaje inclusivo; ya saben, el de todos y todas... -lo de todes es de otra división-. Y aquí surge el conflicto. Los periodistas nos debatimos entre lo correcto lingüísticamente y lo correcto ideológicamente hablando.
El objetivo de un periodista siempre será hacer llegar su mensaje de la forma más eficaz a su audiencia, de tal forma que se emplea la economía del lenguaje, que consiste en simplificar el mensaje para transmitirlo en el menor tiempo y que sea lo más efectivo posible, con lo que el lenguaje inclusivo sería un contratiempo. De todas formas, creo que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres no tiene por qué tener un escollo en el lenguaje, porque el problema de la desigualdad no radica en el medio, sino que hay que buscarlo en la actitud diaria de cada uno. Por ejemplo, podemos emplear un lenguaje inclusivo durante todo el tiempo, pero después no propiciar la igualdad en nuestro día a día. Cara al exterior seríamos muy inclusivos, pero interiormente nos engañaríamos a nosotros mismos.
Es una cuestión de actitud diaria frente a la vida, no del lenguaje que utilicemos, que tiene unas normas marcadas por la Real Academia Española, que periódicamente actualiza y revisa el uso de los términos y las expresiones que utilizamos millones de castellanohablantes. Es así de simple.