Eloy M. Cebrián

Eloy M. Cebrián


El hombre bisonte

15/01/2021

El hombre bisonte, abanderado de las hordas que tomaron el Capitolio la semana pasada, podría pasar a la posteridad como el personaje más representativo de la década. Me dirán que el vaticinio es prematuro a falta de nueve años para el 2030. Con todo, sigo apostando por los méritos de Jake Angeli, también conocido como el Chamán de QAnon, para convertirse en el símbolo de los tiempos que corren en aquel país. De hecho, creo que la americanidad del hombre bisonte es equiparable a la de la Superman o la Coca-Cola, por lo que podríamos encontrarnos ante un nuevo Tío Sam, aunque con algún ramalazo de Ronald McDonald. Internet me cuenta que Jake está ahora en prisión, pero no me cabe duda de que su condena, si la hubiera, será corta y benévola, pues una gran nación como los EEUU no puede permitirse el lujo de prescindir de sus símbolos nacionales. ¿Se imaginan que alguien profanara la tumba de Elvis? ¿Se imaginan al Capitán América predicando el marxismo? ¿Se imaginan la momia de John Wayne adornando una carroza del Día del Orgullo Gay? De forma análoga, carecería de sentido dilapidar el potencial del hombre bisonte como gran héroe americano e impedir que ocupe su lugar en el Salón de la Fama. De hecho, estoy seguro de que Jimmy Fallon y Ellen DeGeneres se lo están rifando para llevarlo como invitado a sus shows, y que el partido republicano ya cuenta con él para las próximas elecciones al senado. El hombre bisonte es la encarnación del nuevo sueño americano, que consiste en que cualquier lunático carente de educación, de responsabilidad y de principios puede convertirse en un personaje poderoso e icónico de la noche a la mañana. Donald Trump ha mostrado el camino y sus seguidores serán legión.