Fuimos muchos los que acudimos a la cita de La Sexta el domingo por la noche. Se emitía la entrevista que Jordi Évole hizo a Pau Donés (a petición del compositor) apenas quince días antes de morir.
Me gustaste en esa charla, Pau. Te escuché con mis cinco sentidos, no quería perderme ni uno de los consejos que no paraban de manar de tus labios. La palabra «vida» fue la más nombrada (muy seguida de la de «hostia»). Y a pesar de que me costó reconocer a aquel artista que en sus inicios irrumpió con la flaca marcando la banda sonora de toda una generación, y a pesar de que tus ojos hundidos y tus pómulos marcados anunciaban que el final de tus días te rondaba, y a pesar de que tu cuerpo castigado y tu nariz intubada alertaban de tu adiós terrenal inminente, realmente lo que mostraste fue una lección de vida con mayúsculas.
«Mata más el miedo que la muerte», dijiste.
Gracias por tu mensaje sereno y cargado de optimismo. Me emocioné y me conmoví con tu tranquila aceptación de lo que el destino tenía preparado para ti. Me enseñaste a no temer. Me vino muy bien atender tu relato cargado de paz, de sencillez y de humanidad. Cogí apuntes y tomé nota de todo.
Bravo también por Évole, porque no tuvo que ser fácil su papel de entrevistador. No rayó en ningún momento el morbo, ni el paternalismo, ni la pena, ni la condescendencia, ni el lamento o la lástima por el que se está muriendo.
Allá donde estés, Pau, harás de ese lugar «el sitio de tu recreo». Gracias por tu legado y por tu fuerza.