Elena Serrallé

Elena Serrallé


Otra vuelta al sol

11/01/2023

Cuarenta y siete mochuelos cumplí el otro día. Todavía me resito a creerlo, aún me sorprendo al verbalizarlo, pero es un dato objetivo y no hay más. Y tantos planes en mi cabeza corriendo la banda, listos para saltar al terreno de juego, y tantas metas marcadas, a medio y largo plazo, y tantos proyectos etiquetados con el «preparados, listos, casi ya», tantas tareas pendientes en la bandeja de salida, que echo las cuentas y voy fuera de plazo.
Pero me relajo y también pienso, y así me consuelo, que estoy en lo mejor de mi historia, también reconozco que ese es el mantra que me vengo repitiendo cada año desde hace ya algunos. Y he decidido, por primera vez en mi vida, que no me voy a agobiar, este será mi año, el año en que dejaré que todo fluya, en el que me dejaré llevar a ver qué tiene planeado para mí el destino, no me exigiré tanto, que luego lo pago en arrugas de expresión y amenazas de estrés y, sinceramente, no compensa.
Si, lo tengo claro, viviré más y mejor y correré menos. Qué manía aquella de pensarnos imprescindibles, qué afán por creernos insustituibles, si luego la vida te manda al rincón de pensar a recuperar las constantes vitales y observas perpleja que el planeta, pese a tu ausencia, sigue girando.
Me hago vintange, lo sé y me encanta. Pero al mismo ritmo que pierdo visión, gano en confianza. Me hago mayor, pero también selectiva. Comienzo a coleccionar pequeños achaques, pero también porto una mochila cargada de sabiduría, la que dan los días vividos y las noches dormidas.

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