Domingo Henares

Domingo Henares


Tenemos al Rey

13/06/2021

Si descuidamos la exactitud de las palabras y perdemos el valor inicial de su significado, cuánta tristeza nos espera. Y si la gramática nos abandona, dejándonos a la intemperie de una conversación sin sentido, ya no habrá consuelo posible. Un mundo sin palabras ciertas es la selva; y el porvenir del hombre, tantas veces erguido, cambiará de rumbo en su marcha alimentándose de verdades pequeñas, hasta comprender un día la sintaxis de vecindad que guardan entre sí las estrellas. Y así de sombrío nos acecha el panorama de este gobierno de turno que nos lleva y nos maltrae con sus excesos verbales, sus palabras sin sentido, empeñándose en conceder el indulto político a contra corriente y en beneficio, ahora, de unos presos condenados en sentencia firme por los tribunales de Justicia.
Cuando el indulto es una gracia que alguien solicita a quien puede según ley otorgarlo. Por lo que más quiera en este mundo y en el otro, dándole a cada palabra su valor correcto. Que los indultos no se imponen, ni se negocian para obtener a cambio ventajas ocultas, sencillamente se conceden de acuerdo con las leyes y sin que nadie diga una palabra más alta que otra. Con corrección gramatical al menos. Y hasta el mismísimo Rey, para eso lo tenemos, hará bien en respetar las normas gramaticales y el valor de uso primero que tienen las palabras. Incluso, antes de estampar su firma, que nadie le lleve el pulso de la mano. 
Si un grupo de ciudadanos, de vez en cuando y en la medida de sus posibilidades, no salen a llenar las calles y las plazas para reclamar exactitud y rigor en las palabras, algún día hablarán las piedras. 

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