Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


Aprender a dialogar (I)

20/07/2020

Al abrir el ordenador se encienden en su pantalla estas dos preguntas. (1) Valore, de 1 a 10, la importancia del diálogo para el buen funcionamiento de la democracia; (2) Valore, de 1 a 10, la capacidad de diálogo de nuestros políticos. Me atrevería a avanzar que la media de la primera pregunta estaría cercana a 10 y la segunda cercana a cero. Con el ánimo de mejorar su capacidad de diálogo les propondría los siguientes ejercicios para estas vacaciones (y el resto de sus vidas).
Ejercicio 1: escuche y responda a lo que se pregunta. El juego consiste en agrupar al público en parejas. Antes de responder a tu colega has de resumir la cuestión que te ha formulado. Sorprendentemente, nadie admite la interpretación que el otro ha hecho de su pregunta. «O no eres capaz de entenderla o no quieres entenderla».
Ejercicio 2: póngase en el pellejo del contendiente. Un juego habitual en los debates universitarios consiste en plantear un tema polémico y sortear, instantes antes del debate, quién defenderá cada postura. El juego ayuda a ver que la mayoría de las cuestiones tiene varias caras y uno ha de saber aceptar la parte de verdad que tiene el adversario.
Ejercicio 3: evite insultos y escapatorias fáciles. Algunos juegos de mesa tienen una prueba llamada tabú. Consiste en explicar un concepto sin emplear determinadas palabras. Si las pronuncias, se acaba tu turno. Imaginen ustedes que ocurriría a nuestros políticos de izquierdas si no pueden emplear las palabras facha, Franco o Guerra Civil. Y a nuestros políticos de derechas si no pueden mentar a Venezuela, Stalin o ETA. 
Advertencia. Estos juegos no son solo para políticos. Cada uno puede practicarlos con su cónyuge, hijos o vecinos. El diálogo es el tejado de una casa que la mayoría de nosotros todavía no ha empezado a construir. ¡Y así nos va!