Ahora resulta que la responsabilidad de la llegada de la segunda oleada del Covid-19 es de los ciudadanos, que anduvimos algo sueltos en vacaciones. Así al menos lo dejó caer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el mismo que en cuanto pudo se subió al avión oficial con destino a Lanzarote y Doñana y nos dejó a nuestro aire. Pero no se crean que lo de sacudirse cualquier  carga es algo exclusivo del jefe del Ejecutivo. Ahí tienen a la ministra de Educación, Isabel Celaá, que se permitió amenazar de forma poco velada a los padres si no llevaban a sus hijos a clase, llamando a la responsabilidad familiar, pero afirmando a renglón seguido que no tenía competencias, que es cosa de las comunidades autónomas que, por cierto, menos mal que llevaron los deberes hechos a la tardía reunión de coordinación del inicio del curso escolar. Hablando de curso, en las universidades sucede lo mismo, o peor. El Ministerio que dirige -¿?- Manuel Castell ha sido el gran ausente. Y encima, una operación de urgencia le privó de asistir a la reunión de la Comisión Delegada de la Conferencia General de Política Universitaria, convocada para el lunes de esta semana, con el curso iniciado en algunos centros de nuestro país. De nuevo, descargo de responsabilidad en los dirigentes universitarios... y en las familias, que no saben si reservar residencia o pisos, si mandar o no a sus hijos fuera de casa. Y así estamos. ¡Hasta que el personal no la líe en la no Feria depende de la responsabilidad de los albacetenses, según el alcalde, Vicente Casañ! En fin, que tanto responsable político para que luego la responsabilidad solamente sea nuestra. ¡Válgame Dios!