Antonio García

Antonio García


Los nombres del Nobel

11/10/2021

Otro Nobel de literatura impronunciable, el de Abdulrazak Gurnah. Conste que si lo he escrito aquí ha sido por mediación del corta y pega, proceso al que hubiera tenido que recurrir igualmente con otra veintena de galardonados.  
No se trata de una cuestión de conocimiento o desconocimiento sino de fonética. Haciendo memoria a bote pronto de nombres ilustres puedo escribir yo solito los de Cela, Mann, Hesse, Camus, Neruda, Dylan, Gide, Pinter, Fo (que lo pronuncia hasta un niño) sin incurrir en erratas, pero me enfrento a serios problemas si quiero citar el de la rusa de hace unos años, el de la polaca que emparentó con Handke o algunas alemanas, por no hablar de los suecos. Resulta que una de mis poetas favoritas no sé cómo se llama, o por lo menos me atasco con su nombre, que para el caso es lo mismo. Cuando quiero referirme a ella lo hago con el rodeo de «la poeta polaca que ganó el Nobel», lo cual es una falta de respeto para la escritora, tanto como señalar a alguien por su aspecto: «la rubia», «el de la coleta», privándoles del nombre que los individualiza. Esto contradice la noble finalidad divulgativa de la academia dinamitera: ¿Cómo se puede divulgar algo que no se puede nombrar? El ingenio de George Eastman al bautizar a su compañía como Kodak estuvo en elegir un nombre fácil de pronunciar en todos los idiomas. ¿Qué les costaba a los suecos haberle dado el premio a King, a Marías, a Lindo, incluso a Zapatero que acaba de publicar un libro sobre Borges? Quizá no lo merezcan, pero al menos están al alcance de nuestra glotis. El flamante tanzano que se ha incorporado a la lista podrá tener una obra gloriosa, pero tiene un nombre impronunciable, y ya se sabe que lo que no puede nombrarse no existe.

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