Elena Serrallé

Elena Serrallé


Problemas del primer mundo

13/04/2022

Miércoles de Semana Santa, cuánto has tardado en llegar. Por delante cuatro días para parar, para cambiar de escenario, para boicotear la operación bikini rindiendo culto a la torrija y para no mirar el correo.
Cuatro días son insuficientes cuando lo que necesitas son unas vacaciones tan largas que seas capaz de olvidar todas tus contraseñas, pero es lo que hay. Hoy toca hacer la maleta y pocas cosas hay que me gusten menos. Me genera ansiedad, no soy práctica organizándola. ¿Para cuándo esa maleta inteligente que te guíe en su preparación? Esa que te vaya marcando las pautas, tipo «bonita, ¿dónde vas con eso? ¿No te lo has puesto en diez años y te lo vas a poner ahora?» o eso de «¿Siete pantalones para tres días? No te flipes» o aquello otro de «anda, déjate aquí los tacones, si al final te vas a echar al monte, como siempre». Yo pagaría por tener una maleta así, borde pero resolutiva.
Encima con este tiempo, que lo mismo sale el sol que diluvia, y si me apuras, es posible hasta que nieve, y es entonces cuando te plantas frente al zapatero y todas las opciones te parecen adecuadas. 
 Me llevo la termomix por si hago un arroz con leche, y meto un par de novelas porque tendré tiempo de sobrar para leer, y echo también el trivial y el monopoly por los niños, y el kit de manicura, a ver si saco un hueco y me la hago en condiciones y la férula para dormir, y el cargador del móvil, y resulta que al final me dejo el chándal que, curiosamente, es el uniforme de mi escapada.
En fin, problemas del primer mundo.

ARCHIVADO EN: Semana Santa, Novela