Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Nuevas historias repetidas

20/03/2022

Al entrar en el caserón, junto a la iglesia normanda, rodeada de arboledas en esa prolongación de Oxford, la colina de Iffley, me recibió afectuosa señora, conminando a ir hacia un saloncito. En seguida salió el afamado historiador, Sir John H. Elliott, y ante mi mirada perdida hacia el retrato del Conde-Duque de Olivares, de la escuela de Velázquez, me comentó cómo lo había comprado, si mal no recuerdo, con el dinero del premio Príncipe de Asturias. Otras excelentes antigüedades, pinturas y esculturas, animaban las estancias cercanas a su biblioteca. Tras cordiales saludos, su delgada figura, elegante, humilde, envuelta en estiloso traje británico, la corbata ciñendo un arrugado cuello por la proximidad de cumplir con un siglo vivido, me llevó a un hermoso y amplio jardín donde pastas, dulces y té nos fue servido como en los victorianos tiempos. Hablamos sobre la universidad, de cómo se escribe ahora la historia y de sus proyectos de investigación. Estaba entonces comparando los nacionalismos de Escocia y Cataluña para publicar un libro que ahora gozo entre mis dedos, dedicado por su mano; entonces todavía estaba incubándolo. Le obsequié con mi novela histórica. Le gustó y escribió unas líneas introductorias para la siguiente edición, que al poco saldría a la calle.
La historia repitió sus errores por no leer quienes dirigen las naciones lo sucedido en el pasado, con circunstancias muy similares. Necios atroces. Lo vimos en la antigua Yugoslavia y ahora, de otro modo, en Ucrania, con rusos que consideran han de someter provincias rebeldes, invadiendo un país que quiere ser libre. China sigue detrás de Taiwán con similar voluntad. Esperemos aprender de las lecturas del pasado cuando enervan los ánimos y llevan a confrontar a unos pueblos contra otros; mejor es complementarse y, con respeto mutuo, desde las diferencias, construir si se puede unidos o, en caso contrario, escindirse sin violentos conflictos, donde todos pierden. El afán imperialista ruso ahora se está demostrando anacrónico y suicida: la barbarie a nadie engrandece. Pero hay gobiernos que buscan más la propia gloria que la de sus pueblos en el cieno, a los que hunden por su ambición. Unos pocos pueden conducir a millones hacia el desastre, por eso hay que estar atentos cuando el poder se concentra y no admite críticas o controles. En España hemos vivido momentos muy inquietantes con la prensa, donde quienes mandan no dan cuentas de sus gestiones, a veces siniestras. No se respondían a preguntas. También con nacionalismos y extremismos tenemos el campo sembrado de minas. Esperemos ponernos de acuerdo para crecer todos, apoyándonos para estar a gusto unos y otros.
Acaba de morir uno de quienes más estudiaron el Imperio Español y su grandeza, aunque también su imperfección. Pero su saber permanece, escrito, publicado, para que no repitamos los males pretéritos.