Juan L. Hernández Piqueras

Juan L. Hernández Piqueras


Apertura de curso

16/09/2021

Con la plenitud de septiembre el curso 2021-2022 ya se ha dado por empezado, en todos sus niveles y en las distintas materias. Por supuesto el escolar, pero también el político, cuya apertura ha estado impregnada de la mismas malas señales y sensaciones con las que se cerraba el curso anterior. La apertura del curso político se reitera en las malas vibraciones de las crispantes relaciones PP-PSOE; en el politizado enfrentamiento por el Poder Judicial esculpido en la incapacidad vergonzosa de tres años para renovar a sus máximos representantes; en los tiras y aflojas por consensuar un mínimamente digno salario mínimo interprofesional; la enésima sospecha de escándalo fiscal en torno a la figura del Rey emérito; en los ejercicios de calentamiento para comenzar a jugar sobre el tablero de la mesa de negociación sobre la situación catalana y otras cuestiones que afectan más o menos al común de los ciudadanos de este país, por no hablar de la desbocada carrera al alza de los precios de la luz. Y todo ello bajo el manto de la persistente pandemia que sigue al acecho como el cuento de nunca acabar.
Pero lo cierto es que ni las cosas están tan mal como las describe Casado, ni el triunfalismo de Pedro Sánchez parece tener una base tan sólida como para sostenerlo. Sería un buen momento el inicio de este curso político para encontrar un término medio y objetivo desarrollado por un partido de centro de verdad como pudo ser en su momento Ciudadanos -ya vimos luego que no-. Hoy, por desgracia, no es más que esa puerta a la que si llamas ya no queda ni quien te tiene que abrir. Aumenta la sensación, en este nuevo curso, de que uno ya no sabe a donde llamar.