Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


El putiferio

16/03/2021

Más viejo que el hilo negro. O que la prostitución. Lo del transfuguismo es un clásico de la política, pero de la moderna. En tiempos de Franco al que se le ocurría discrepar acababa en el paredón y allí se le acababan las tonterías. Desde el famoso tamayazo no recordábamos en España un caso de infidelidades políticas en cadena de este calado y trascendencia. Tras este putiferio -orquestado con el solo afán de mover a gente ajena de sillones para poner a otros afines- está, sobre todo, Ciudadanos. Poniéndole los cuernos a sus socios de Gobierno en Murcia para asaltar los cielos autonómicos junto a sus nuevos amiguetes socialistas o a su vez retraicionando dicha decisión volviéndose atrás para impedir que dicha moción de censura prosperara. Basura de ida y de vuelta. Que si vendes o que si quieres. Mierda de quita y pon. En los madriles la cosa no le ha ido a la zaga. Aunque allí la Reina Sol Ayuso creyó haber detectado la trampa a tiempo y, aprovechando la ocasión, lo hizo saltar todo por los aires con la sanísima intención de gobernar sola o, por qué no, acompañada de esa gente estupenda de Vox y con permiso de su inesperado rival Pablo Iglesias. Ciudadanos es un partido muerto y en descomposición. Su putrefacción es contagiosa y antes de que el cuerpo de este bicho feo y amorfo, hijo de las mil leches, desaparezca para siempre -cual cadáver de animal aplastado sobre el asfalto del que cada vez queda menos despojos- dejará muchos malos ratos de estos. El problema de siempre de Ciudadanos es que nunca se quiso definir; precisamente con esa intención. Sin valores ideológicos, ni estrategia o rumbo definido, tuvieron que reclutar gente por la calle para sustanciar sus diferentes agrupaciones por todo el país. Y, en efecto, el elenco final fue nefasto. Nunca hubo en España un partido político tan poco interesado en el servicio público. La gran mayoría de sus elegidos para la gloria era gente sin oficio, ni beneficio, que encontró allí una posible salida a sus vidas. Entraron en Cs por interés personal, nunca pensando en el beneficio social. Y así les ha lucido el pelo. En cuanto alguien les ha ofrecido algo mejor han salido tirando y sin más explicaciones. Cosa normal entre gente así. Más pronto que tarde no serán más que un mal recuerdo, al más puro estilo UPyD. Que si tomas o que si das.