Sonsoles Arnao

Tiempos de swing

Sonsoles Arnao


De vuelta

06/09/2021

Me gusta escribir la columna que me gustaría leer. No siempre lo consigo. A veces un rincón de libertad donde gritar ante tantas injusticias que acompañan nuestro día a día. Otras un suspiro para escapar de ellas. No siempre se consigue. Aquí estoy de vuelta, escapando de un verano que pensaba devorar con las ansias de quien quiere cobrarse las deudas de un año encajonado. Y al final resulta que el verano me devora a mí. Como las llamas engullían la Sierra de la Paramera o los arroyos desbordados ocupaban su trayecto. Como el poder de las eléctricas arrasa con la ¿soberanía? de un país. Hay algo más decepcionante que las promesas incumplidas, sobre todo para el electorado de izquierdas, y es asumir la impotencia, el irreversible estado de las cosas y la falta de control de las cosas del Estado por parte del gobierno. El gobierno más progresista de la historia juega con fuego si no para los pies a quien pretende seguir mandando sin presentarse a las elecciones. Hay otra cosa que no toleramos. Ser tratados con ese paternalismo y condescendencia propia de un populismo para ignorantes. Señor Presidente, la luz ya batía records en el 2018. De hecho, da igual que año busque de referencia, encontrará ese titular en cualquiera de ellos. También otro de su partido y los socios del gobierno, asegurando atajar el problema. Este pulso, es más trascendente en términos democráticos que económicos, por mucho alivio que suponga para las familias abaratar el precio. Si siguen trasladando el mensaje de que el gobierno no puede hacer nada ante situaciones que sí son controlables con voluntad política, como de hecho sucede en otros países de nuestro entorno, estarán fracasando como alternativa.

El peor infierno ha vuelto a Afganistán. El monstruo del talibanismo devorando al padre a costa de la vida y la libertad de las mujeres. De nuevo, el cuerpo de las mujeres afganas como moneda de cambio de operaciones geoestratégicas, intervenciones militares y el mayor de los fracasos de la OTAN en su guerra contra el terror. Será el remordimiento de conciencia o un nuevo pulso atlantista de cara a la galería, pero cuánto cinismo en nombre de los derechos de las mujeres. Y qué extraña relación de nuestros gobernantes con las personas refugiadas. Estás sí, estas no. Ahora sí, ahora no. Devolvemos menores marroquíes en silencio mientras salvamos población afgana en un rescate televisado. Racaneamos la acogida de víctimas de la guerra en Siria o concentramos en campos vallados y bajo control policial a quienes escapan de la guerra y la miseria. Por cierto, muchos de ellos afganos que llevan años escapando de un país intervenido y gobernado bajo nuestra supervisión y participación. Ya sabemos que la mayoría de refugiados están en países pobres donde el infierno sigue su curso, devorando las vidas que no importan. Aquí de vuelta, transitando un nuevo septiembre en un caluroso domingo de verano. Me gustaría escribir la columna que me gusta leer. No siempre lo consigo.

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