Pedro J. García

Pedro J. García


De mi casa al periódico

05/02/2021

El 23 de febrero de 1981, con nueve años y cursando cuarto de EGB, viví el golpe de Estado sufrido en España y que mi maestra, doña Mercedes, nos explicó de la mejor manera posible para que entendiésemos qué estaba pasando. Lo que pasó es que tuvimos un día de clase y en televisión, entonces sólo con las dos cadenas estatales, emitían películas y más películas. No sé el motivo, pero no se me olvida que uno de los muchos largometrajes que vi fue El tigre de Chamberí, protagonizada por José Luis Ozores, que en su dedicación plena al entrenamiento como boxeador decía que sólo iba de la Casa de Campo al gimnasio y del gimnasio a la Casa de Campo.
No es que a mí me apasione el boxeo, pero con esta pandemia, sus restricciones y sus efectos colaterales, casi llevo la misma viva que el protagonista de la película, con el matiz de que yo digo de mi casa al periódico y del periódico a mi casa. Ozores, enfrascado en su entrenamiento pugilístico, y yo en mis tareas periodísticas donde, pueden imaginar, el dichoso coronavirus ocupa la mayor parte de mi tiempo. En casa, en televisión o en la radio, el tema es el mismo. Y al llegar el jueves por la mañana y ponerme a escribir este artículo lo primero que me viene a la cabeza es... el Covid-19. Me planto, estoy saturado, más que de la pandemia, de los desacertados gestores que tenemos en nuestro país.
He decidido oxigenar mi cerebro y he encontrado en el deporte -el de sillón- el remedio, pero no crean que con el fútbol, que lo único que hace es estresarme más, sobre todo los partidos de mis equipos, el Alba y el Madrid. Encontré mi refugio en el snooker, una modalidad británica del billar. Es relajante y nadie miente.