Paco Mora

Paco Mora


Retirémonos a deliberar

12/12/2020

Mantengo mis dudas sobre la humanidad de quienes odian el toreo, porque dicen no poder resistir que se haga una Fiesta de la muerte de un animal en una plaza de toros. Cuando muchos de ellos hacen de dóciles animales juguete de la familia, y tienen prisioneros a perros, gatos, pájaros y hasta cocodrilos y culebras en la bañera. ¿Alguien les ha preguntado a las mascotas, tan en moda en la actualidad, si no preferirían su libertad antes que ser objeto de entretenimiento de sus «amos»?
Muchos llevan a las marilines a la peluquería y las adornan con lazos de colores y ridículos vestidos, haciendo un gasto innecesario, mientras son incapaces de meterse la mano en el bolsillo, cuando ven a un niño en una esquina con la mano extendida pidiendo una limosna para poder subsistir. Sin embargo, los tales, anatematizan la Fiesta de los Toros y claman contra el espectáculo de arte y cultura donde los toreros ponen a prueba su valor y su inteligencia en una lucha en la que el toro también tiene la opción de ganarle al hombre. Y a veces le gana. Ahí están la muerte en el ruedo de El Espartero, Joselito, Granero, Félix Colomo, Manolete, Paquirri, El Yiyo y tantos más que harían esta lista demasiado larga.
Hitler era tan «humano» que abominaba de la caza porque decía que era «inmoral» disparar contra un animal en libertad. ¡Qué tierno el fürer! Sin embargo autorizó a su segundo, el mariscal Goering -que por cierto era un gran cazador-, a que estableciera los campos de exterminio y las cámaras de gas en las que se asesinaron cerca de 10 millones de judíos, la mayor parte de ellos mujeres, ancianos y niños, dando lugar al mayor genocidio de la Historia, que hizo de Hitler el más sanguinario asesino del Siglo XX. Retirémonos a deliberar…