Hace un año, cuando el coronavirus era una amenaza a la que se le restaba importancia, falleció uno de los nuestros, José Luis Cuerda. El director albacetense, nacido en el número 14 duplicado de la calle Albarderos en febrero de 1947, se fue hace 12 meses. Y durante todo este tiempo, este país -como el resto del planeta- ha tenido la cabeza en otro sitio, en la maldita pandemia, robándonos la posibilidad de dedicar al creador manchego el homenaje que se merecía y merece.
Varios fueron los proyectos que se comenzaron a barajar nada más conocerse su fallecimiento, incluyendo a la Feria como ese gran escenario en el que la obra y figura de Cuerda hubiera lucido como nunca. Pero no fue posible.
El Ayuntamiento y su Filmoteca tendrán en un cajón guardadas las iniciativas para, cuando sea posible, activar los reconocimientos que esta ciudad sí dio en vida al inventor del cine surrealista en su máxima expresión. Pero falta la toma final. Y como apuntó el presidente de la Asociación de Amigos de los Teatros Históricos de España, Javier López-Galiacho, si la Filmoteca ha de llamarse José Luis Cuerda, pues adelante. No obstante, en esa institución se guarda su legado. Y además, el Festival de Cine Abycine creará este año el premio internacional José Luis Cuerda. Con motivo del estreno de su última película, Tiempo después, el albacetense dijo: «Con 71 años, si no eres maestro es que has desperdiciado la vida». Pues es evidente que José Luis no derrochó ni un solo minuto de su existencia. Y no sólo fue maestro, sino doctor de la vida. Se le echa de menos.