Elena Serrallé

Elena Serrallé


¡Ay Verónica!

15/12/2021

Ay Verónica qué tocados nos dejas. No te merecías un final así, nadie merece un final así. Hoy eres la reina de los medios, de las redes, de los mensajes, muchos de ellos tan vacíos, tan hipócritas, tan extemporáneos. Ya es tarde, demasiado tarde. Hoy se dice de ti una de las verdades más gloriosas que he escuchado últimamente, que fuiste una gran actriz. Me quedo con eso, con tu vis cómica, con tu arte interpretando, con tu derroche de humor y amor por el cine, con tu estilo tan personal, tan auténtico, con tu sello en la pantalla, con tu firma de mujer divertida. Cuatro Goyas apuntalan tu dilatada carrera, pero ellos no fueron capaces de calmar tu angustia, tus ganas de despedida, tu adiós más sórdido. 
Ay Verónica, tan rodeada de gente y tan sola, tan brillante en tu profesión y tan apagada cuando se cierra la puerta de casa, cuando no hay focos, ni alfombra roja, ni estrenos, ni papeles a tu altura, quizá ni papeles simplemente, cuando nadie se acuerda de ti, cuando el teléfono no suena, cuando flaquean tus fuerzas y arrastras una pesada losa que dinamita tus pasos, que asfixia tus días. 
Te has ido pidiendo a gritos ayuda y no hubo puentes tendidos a tus pies, ni manos firmes que sostuvieran las tuyas, ni hombros mojados de tus lágrimas sobre los que descansar. En tu ocaso no te supieron entender y cumpliste la condena del callejón sin salida.
Hay tantas Verónicas en esta sociedad de prisas, de individualismo, de ritmo frenético, de obsesión por el trabajo y el dinero que me invita a pensar que algo (o mucho) no estamos haciendo bien.

ARCHIVADO EN: Arte, Cine