Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


'El Príncipe' de Maquiavelo

14/06/2021

Los derroteros de la política española me recuerdan tanto a El Príncipe de Maquiavelo que no he podido resistir la tentación de releerlo. 
Esta obra culmen del Renacimiento (1513) la dedicó Maqiavelo a Lorenzo de Médici, aconsejándole cómo gobernar su Principado y extenderlo hasta lograr la reunificación de Italia. Desde la primera página deja claro que hablará de las «estrategias del poder», no de las reglas de «filosofía moral» de la oscura Edad Media. La ética solo es importante si ayuda a nuestros objetivos: «El fin justifica los medios».
El fin que debe perseguir un príncipe que se precie de serlo es llegar al poder, mantenerse en el poder y acrecentarlo. Tal empresa no requiere virtudes ni fortunas extremas, solo «astucia afortunada». 
La virtud es importante para ganar el aprecio del pueblo, pero más importante es todavía la apariencia de virtud. «El Príncipe debe parecer compasivo, fiel a su palabra, inocente y devoto. Y de hecho debería ser así. Pero su disposición debe ser tal que, si necesita ser lo opuesto, sabe cómo hacerlo». Esto incluye la capacidad de mentir con tal que sepa ocultar sus mentiras, justificarlas o incluso creérselas. 
La forma de ganarse a los súbditos dependerá de las circunstancias. Estos algunos de los consejos de Maquiavelo: (1) Procura ser amado y temido por el pueblo; pero si estás obligado a elegir, opta por lo segundo. (2) Si deseas alcanzar el poder absoluto de forma rápida y segura evita gobernar a través de los magistrados. (3) Convence al pueblo que necesita los favores del Príncipe, especialmente en sus momentos de necesidad. (4) Evita los aduladores, te harán dormir en los laureles; el buen Príncipe siempre ha de estar despierto y maquinando. 
Cualquier parecido con la realidad española es pura coincidencia.