Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


El principio de la pesadilla

23/12/2022

Dice ahora Emiliano, en un intento supongo de amansar al tigre monclovita, que la culpa de todo está en el bloqueo del poder judicial. No es verdad. El origen, y lo sabe mejor que nadie, está en el engaño y la traición de Sánchez a ellos, los primeros, a los españoles todos y a su palabra dada, jurada y por veinte veces solemnemente comprometida de que jamás pactaría con quien lo ha hecho. No ya con Podemos, sino con los separatistas y con los bilduetarras. Ahí está el principio de esta situación, de todo este veneno y de todo el clima de angustia y de furor que se está adueñando de España.
Con el pacto infame, del que avisó el enterrado, en todo y en casos con lágrimas de cocodrilo, Rubalcaba lo ha alcanzado personalmente su gran meta y ensanchado, le cuadra el término a su hacer y apellido, un poder cada vez más autoritario del que disfruta, se pavonea y hace alarde hasta haciendo recortes al Rey por los andenes ferroviarios.  
 Pero no solo ha pactado, sino que ha comprado y asumido, ahora se percibe ya cada vez con mayor claridad y se hace evidencia, la hoja de ruta, el programa y los objetivos expuestos sin tapujos por esos socios. Un diseño perpetrado y concebido no por él ni por el PSOE, sino por Pablo Iglesias, que ya no está en el Gobierno, pero es quien marcó y definió el proyecto ya en marcha. Lo que hoy está sucediendo es exactamente lo que el líder podemita concibió para el futuro de España. El PSOE pone las tropas, las legiones y Sánchez va en el carro triunfal, pero él fue el estratega. Lo que eufemísticamente dan en llamar bloque de investidura para ocultar la podredumbre que contiene.
 Cabalga ya con las tropas y legiones del PSOE en cabeza, ya todos ensamblados en un mismo ejercito cuya meta ya no es otra que acabar, por la puerta de atrás lo harán, como ha avisado Alfonso Guerra, robándole la soberanía y el voto al pueblo español, con lo que ellos detestan, y tras haberlo ya hecho con la concordia y la reconciliación, con la Constitución Española. En eso están y a eso nos conducen del ramal. Al desguace de la Nación y a la imposición de un Régimen autoritario, de corte populista y bolivariano, el modelo de Iglesias, donde todos los controles y contrapoderes democráticos sean sometidos y la palabra democracia tenga ya apellido y haya perdido el sustantivo.
 Dice Emiliano ahora que la culpa es del bloqueo judicial del PP. Bien sabe que no es eso. Y eso mismo sería en todo caso responsabilidad de ambos. Pero tampoco. El acuerdo estuvo hecho con Feijóo y hubo de saltar por los aires cuando se descubrió por boca de Adriana Lastra que en el mismo instante se estaba perpetrando, con alevosía, el acuerdo con los separatistas de abolir la sedición y perdonarles sus robos. Que es ahora justamente lo que están votando, muy eufóricos, todos los socialistas. No han votado, porque el Constitucional, en amparo a los derechos constitucionales agredidos, lo ha impedido, unas enmiendas metidas tramposamente de rondón y que afectaban a leyes orgánicas. Habrán de presentar un proyecto de Ley para ello y que busca el control absoluto del Poder Judicial. Una vez más era la propuesta, muy chavista, por cierto, de Iglesias y que ahora hace suya Sánchez.
 Que ahora que lo pienso, puede que resulte que no es que Pablo Iglesias esté resucitando, sino que Pedro Sánchez, lo está fagocitando y a lo que va y en lo que se está trasmutando es en ser él el jefe de todo el entramado, en el Chávez de España y luego, ¿por qué no?, de Europa.  
 Porque donde podemos estar no es al final sino al principio de una pesadilla. El aperitivo fueron los indultos a los sediciosos, ahora el dejar reducido su delito a una multa de tráfico sin pérdida de puntos y la malversación, el robo de dinero público, premiada con bula. Eso son la zanja de los cimientos por dónde empezar a levantar los muros dinamitando lo que queda del edificio construido a lo largo de estos cuarenta y tantos años de democracia. Aún tenemos, ya nos va quedando cada vez más solo eso, nuestro voto.  
 Ahí, por hoy, lo dejo. No sin desearles una Feliz Navidad a todos. También, y por supuesto, al presidente Page, quien, sería injusto el no reconocerlo, al menos es una de las pocas voces, ya casi la única, que se atreve a levantarse contra tanto desafuero. Aunque, e incluso alcanzo a comprenderlo, tenga luego que templar la gaita.