Elena Serrallé

Elena Serrallé


Perfiles

27/07/2022

Se ha puesto muy de moda hablar de las denominadas personas vitamina, aquellas que todos queremos muy cerquita porque nos hacen sentir bien, nos suman energía positiva, nos animan, sacan lo mejor de nosotros, nos hacen la vida fácil en definitiva. 
Una de mis manías, aunque no sé si realmente se trata de una manía o de una costumbre, es observar a las personas, analizar su comportamiento, escucharlas, atender a cómo se desenvuelven, y, casi de manera inconsciente, voy dibujando perfiles. De ese modo, junto a las ya conocidas personas vitamina, me he encontrado con las personas «trueno», que son aquellas gruñonas, de trato arisco, distante, casi herméticas. Personas «motaña rusa», que son las que más rechazo me generan, ya que tan pronto están arriba como abajo, un día te abrazan y al día siguiente no te saludan, inestables, impredecibles.
También he conocido personas «bálsamo», que son refugio para retirarte a lamer tus heridas, calmadas, donantes de paz, que te salvan, que te alivian la carga, que te enseñan a respirar. El contrapunto de las «tóxicas» que, como los vampiros, te chupan la energía y agotan, vomitan sobre ti toda su desconfianza, su amargura, su mala baba y cuando se van, ahí te quedas, con esa sensación de mareo y de malestar.
Y luego están las personas «girasol»,  las que irradian color y optimismo, las divertidas, las ingeniosas, las que van por la vida regalando buenas vibras, las que sonríen porque sí, las que te invitan a  bailar, luminosas por dentro y por fuera, haya sol o no, porque el sol lo llevan ellas dentro.