Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


¿Cómo combatir las fake news cuando la noticia oficial también miente?

29/09/2020

En este clima de desconfianza, y abierto y generalizado descontrol, en el que vivimos todos (algunos países más que otros), estamos llegando en los últimos días al borde mismo del ataque de nervios. A diferencia de un ataque tipo película de Almodóvar en el que las protagonistas contribuían con sus ansiedades y adicciones a un estallido de cólera, desamor, risas y gazpacho; nos enfrentamos ante un miedo cierto, palpable e inapelable, generado por gentuza que difunde fake news y, desgraciadamente, también por los que se dicen ‘responsables’, que en el mejor de los casos las contrarrestan con torpeza, y en el peor las acreditan.
Una ciudadanía informada y formada, único antídoto a estas prácticas, no siempre es posible pues en tiempos como el presente, nadie nos puede exigir criterio ante un hecho nuevo, el Covid, para el que científicos y dirigentes de nuestras sociedades (políticos, económicos, culturales) tampoco lo tienen. Como he sostenido en anteriores escritos, la solución ante este descoloque generalizado no es inventar salidas ni aparentar una serenidad impostada en base a inexistentes informes de expertos: se trata, para empezar a avanzar, y para que todos colaboremos, el reconocer que el problema nos sobrepasa y que ese hecho es el que ha de generar la unidad. Primero la paciencia, hasta saber para donde tirar, y después el esfuerzo conjunto, una vez se determine el camino.
Pero aquí, los antisociales de todas las tendencias y nivel económico, nos embadurnan en una tormenta de noticias falsas, exageraciones, bromas y valoraciones. A estos les podemos condenar socialmente, pero no tenemos mucho más que hacer. Lo grave es cuando la propia estructura de determinados gobiernos, utiliza como estrategia estas fake news para atacar a sus enemigos internos y externos. Algún político americano, y el ruso de siempre, saben de esto. En España, el señor presidente pierde la credibilidad en la condena de los bulos cuando desde el primer minuto del mes de marzo articula una acción de gobierno absolutamente incongruente y contradictoria, con cambios de opinión diarios, ocultación de datos (y lo que es peor, de muertos), cortinas de humo, ataques a los que les piden claridad y, finalmente, atribución de la condición de fakes news a cualquier crítica. El ciudadano que percibe en sus ingresos, su trabajo, sus necesidades médicas, la educación de los suyos, y su simple libertad de movimiento, que un día tras otro le están mintiendo los canales oficiales, termina creyendo la porquería aún más gorda que los irresponsables antisociales pegados al WhatsApp le quieran contar.