Ramón Bello Serrano

Ramón Bello Serrano


La nariz al aire

02/07/2022

Los retratos son muy difíciles. Los retratos de confitería -de confitería social- siempre son servidumbre o pago. El retratista de genio usa de la rosa y el látigo -lo hizo muy bien Umbral y Ruano lo llevó a un magisterio inigualable, especialmente los obituarios-. Benjamín Constant dejó escrito el mejor retrato de la literatura -Constant combatió a Bonaparte, fundó el primero de los grandes diarios de Francia y, al punto, cedió en el Gobierno de los Cien Días, para más tarde ser diputado durante la Restauración y presidente del Consejo de Estado con Luis Felipe-. El retrato de Constant es el del filósofo alemán Schelling, lo publicó en su Journal intime en 1804 y resulta excesivamente largo, pero no me resisto a reseñarlo por cuanto enseña y divierte -en realidad lo enseña todo-. «¡Por fin he visto a Schelling! Sus obras no me gustan, pero su persona aun me gusta menos. Nunca un hombre me ha producido una impresión más desagradable. Es un hombre pequeño, con la nariz al aire, la sonrisa amarga, la voz seca, que habla poco y que escucha con una atención que no acompaña nada». Sorprende en Constant ese despego al idealismo y al romanticismo alemán -y sorprende, todavía más, por cuanto Constant y Schelling son apasionados defensores de sí mismos, de una exaltación del yo- que, en realidad, no son más que celos. La clave del retrato es «la nariz al aire» -la congestión, la obstrucción, la sequedad nasal-. La amargura y la voz seca son la consecuencia de la nariz al aire -y la pequeñez arrumba toda su filosofía. Benjamín Constant fue un gran diarista- y en esto Ruano lo fue mejor en su Diario íntimo que publicó Taurus junto a sus Memorias, antes de que su nombre fuere silenciado por maldito. Yo escribí un libo entero de retratos -Perfiles-. Los grandes retratados en televisión los firmó José Luis Balbín, al que presenté en la Diputación, me felicitaba por Navidades con un libro del Prado y yo le correspondía con algo mío, de modo silente. Acabo de releer los Cien españoles y Franco -más retratos y narices-. Los años te hacen tolerante -y los entrevistados de Gironella y Rafael Borràs lo eran mucho más que los jóvenes políticos de hoy-. Otro día hablaremos de los retratos en radio -y de un insoportable tipo de nariz nubia-.