Juan L. Hernández Piqueras

Juan L. Hernández Piqueras


Frágil memoria

02/07/2020

Desde que tras la desescalada pusimos pie en tierra y nos lanzamos a la llamada nueva normalidad observamos cuan frágil es la memoria y que dados somos a utilizarla de manera acomodaticia y selectiva siempre de manera torticera al lado de nuestro interés. Sólo así podemos entender situaciones que estamos viviendo en este país que parece haber emprendido una huida hacia delante de cuanto nos rodea, mirando muy poco hacia atrás, como queriendo olvidar lo mucho y muy doloroso que hemos vivido en los últimos meses y como evitando que queden cicatrices de un mal recuerdo en nuestra memoria, pese a la dimensión de las heridas. Y no, no es fácil de entender que veamos a quienes parecen, con su comportamiento, querer pasar página a la inmensa tragedia y a tanto dolor como esta pandemia del coronavirus ha esparcido entre nosotros. Tanto, como para no borrarlo de nuestra memoria por más fragilidad de la que se doten los recuerdos personales y colectivos del drama vivido; y máxime con la certeza, por más que algunos miren hacia otro lado, de que el virus, el riesgo, sigue acechando en nuestra convivencia.
 La irresponsabilidad de unos rebuscando la vieja normalidad entre los destellos de la que ahora toca vivir y los intereses de otros para priorizar las razones económicas por encima del desplome sanitario sufrido son palpables y muestran de la fragilidad con la que nuestra memoria es capaz de borrar imágenes dantescas como si nunca hubieran existido. Y es un grave error, porque si bien el virus nos robó una primavera a nuestras vidas, lo vivido en este país en los pasados meses de marzo a mayo terminó robando muchas vidas en una sola primavera.