Juan Bravo

BAJO EL VOLCÁN

Juan Bravo


Un año en imágenes

11/04/2022

El pasado miércoles, el Museo Municipal de Albacete acogía –en su octava edición– la inauguración de la muestra Un año en imágenes, de La Tribuna de Albacete, con 120 bellas fotografías seleccionadas por los tres redactores gráficos del periódico, Arturo Pérez, Rubén Serrallé y José Miguel Esparcia; un auténtico goce, como ya viene siendo costumbre, para los sentidos.
Y, si para La Tribuna, representada por su director, Francisco Javier Martínez, encargado de presentar el acto, junto a las máximas autoridades locales, fue sin duda un motivo de orgullo, por lo que supone mostrar el trabajo bien hecho a base de esfuerzo y constancia, en ese día a día en el que, contra viento y marea, con Covid o Filomena, no te puedes permitir el menor fallo; para los tres redactores gráficos citados, actos como éste son un auténtico acontecimiento, por lo que conllevan de reconocimiento a una labor sobria, callada, pero enorme y eficaz.
Conozco desde hace muchos años a Arturo y a Rubén; algo menos a José Miguel, y puedo dar fe de su gran talla como profesionales, sí, pero también como auténticos artistas de la fotografía. El talento y la genialidad, que diría mi amigo Enrique Cantos, no son fáciles de discernir. La genialidad es un don escaso, por cuanto que es producto de toda una constelación estelar; el talento, por el contrario, es un don que se consolida a base de trabajo, estudio, intensidad y, sobre todo, modestia. Al genio de Messi, de Féderer o de Mozart, o de Lennon, le contraponemos el talento de Cristiano, de Benzema, de Nadal, o de MacCartney.
Es tremendamente duro ser redactor (o reportero, término que prefiero) gráfico; necesita de unos atributos especiales, además de los que entraña el talento. Como ocurre con los sacerdotes; frente a la heroicidad del misionero que lleva la palabra de Dios, su mensaje y su ejemplo a lejanas tierras, a menudo peligrosas, donde a diario se juega la vida, está el modesto cura de pueblo o de ciudad (véase el Journal d'un curé de campagne, de Bernanos), cuyo día a día, sin el lustre del misionero, puede llegar a ser tanto o más duro, por cuanto a diario tiene que luchar contra el tremendo desgaste de lo cotidiano, multiplicándose para llegar, en una infinidad de tareas que sólo puede llevar a cabo a base de vocación, oración, tesón y entusiasmo.
Algo muy parecido ocurre con el reportero gráfico que tiene que lidiar con la realidad cotidiana, luchando a brazo partido con el suceso diario, que puede ir de la más absoluta banalidad a lo extraordinario, y que él afronta con idéntica ilusión y entrega. Asombra verlos aparecer en un acto, reunión, evento más o menos ruidoso o grandioso: entran con paso quedo, sin molestar, sin hacer el menor ruido; se mueven de un sitio a otro buscando el mejor ángulo, hacen su trabajo con absoluta profesionalidad y se marchan, a menudo sin que el público o los propios fotografiados tengan constancia de su presencia. Y de allí, sin pérdida de tiempo, al siguiente punto en el que se precisa su presencia, cuando no un accidente, una tragedia que a cualquiera le pondría los pelos como escarpias. A eso, insisto, se le llama profesionalidad, o mejor, disponibilidad, porque ellos muy bien saben que, donde menos y cuando menos te lo esperas (como le ocurrió a Manuel Podio en la célebre corrida de toros de la Feria de 1981), surge la obra de arte, antes en el instante del revelado, ahora cuando repasan las instantáneas y ven que hay una que reúne las cualidades exigidas para reflejar no sólo lo que pretendían captar, sino mucho más, como el poeta o el pintor que, con un verso, una imagen o una pincelada tocan el cielo.
Con esas instantáneas, debidamente tratada y ampliadas, a  modo de puzzle, se conforma esta exposición, que, con 120 fotografías, es capaz de plasmar el devenir de un año particularmente complejo y variado, como fue 2021, en el que lo único que nos faltó es que nos hubiera tocado la lotería y hubiéramos extraviado el décimo. Enhorabuena, pues, a La Tribuna de Albacete, y a Arturo, Rubén y José Miguel.

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