Juan L. Hernández Piqueras

Juan L. Hernández Piqueras


23F 40 años después

25/02/2021

La semana transcurre bajo una tonalidad sepia y de batallitas del abuelo rememorando aquel 23 de febrero de hace 40 años en cuya tarde los guardia civiles de Tejero, con tricornio y pistola en mano, tomaron al asalto el Congreso de los Diputados e interrumpieron a empujones y tiros la sesión de investidura de un presidente para la neonata democracia española del momento. En plena vorágine de la pandemia, en un debate álgido sobre la plenitud y perfección de nuestra actual democracia, nos hemos detenido un momento y hemos mirado hacia atrás para rememorar lo que sucedía en la vertiginosa carrera hacia la transición democrática de hace cuatro décadas.
Y no está mal el hacerlo, quizá sería bueno que lo hiciésemos más a menudo pues siempre es interesante mirar el retrovisor en el que se muestra la historia que conviene no olvidar por quienes la vivimos y que deberían conocer quienes aún no vivían entonces. El intento golpista de aquel 23-F es una de las páginas de nuestra historia reciente convertida ya en una de esas lecciones imprescindibles de conocer para aprobar la asignatura que nos dice de dónde venimos y en donde estamos. No debería haber españoles que desconozcan lo que entonces ocurrió y lo que algunos pretendían que ocurriera a continuación, y de lo que por cierto ninguno de los autores protagonistas se ha arrepentido nunca ni pidieron perdón, desde Tejero por meterse en el Parlamento a Milans del Bosch por sacar los tanques a la calle. Por lo que fue ese 23-F, por su vigencia ahora, un acto conmemorativo como el efectuado el martes se justifica por sí solo. Pese a determinadas y lamentables ausencias.