Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Tierra y luna

15/04/2022

Me ha recibido una tierra resucitada y me ha despedido la primera luna llena de la primavera, la de la Semana Santa, la de la Pascua Judía, que el jueves, tras las nubes y las lluvias se asomó a los cielos limpios.
Ha sido un necesario y hermoso reencuentro. Cuando uno se marcha piensa que estará de vuelta en un par de semanas y esta vez han pasado dos meses, entre el remate de la novela, las conferencias y viajes con la Historia de España en la mochila y los enredos esos pequeños que se acaban convirtiendo en maraña. Cuando marché el monte tenía sed y los terrones áspera la boca de no catar el agua. Nada que ver con su color y su traza ahora, después de que, al fin, cuando parecía que el invierno se iba sin dejar una gota, se decidió a llover, a nevar por muchos sitios y casi todas las alturas. Las nubes no quisieron, tampoco, dejar en mal lugar a la primavera y al refrán de marzo ventoso y abril lluvioso, que desde luego van a hacer un mayo 'florido y hermoso'.
Se me alegró la vista al asomar y no se me ha borrado la sonrisa ni siquiera cuando, como no puede ser de otra manera, aparece el desperfecto, el roto y el descosido que es algo con lo que quien no cuente es que no sabe que en el campo es pan de cada día. Tampoco me importó que, aunque llegara con sol se tapara el cielo y me regalara con dos días y sobre todo dos noches, con el repicar de la lluvia en el techo de la cabaña. Es el mejor relajante para dormir como un bendito, aunque de santo uno tenga solo el nombre. Y hasta casi disfrute cuando un algarazo nos pilló al Thorin y a mí en una descubierta y tuvimos que salir de naja en busca de un refugio que menos mal que encontramos pronto. Aunque de parte de la remojatina no nos libró nadie. Más gusto dio después secarse delante de la chimenea.
Toca ahora ya volver de nuevo a los asfaltos. Y ahora sí que ya estaré de veras enredado. La novela 'Tierra Vieja' sale apenas arrancado mayo y ya antes he de ponerme al tajo. Que me llevará mucho por la tierra, por Guadalajara, cuyos paisajes históricos tienen esta vez, más todavía que otras anteriores, un protagonismo decisivo como también lo tienen los del Guadiana y las marcas toledanas. Con ella bajo el brazo me verán, espero, por muchos lados. Y hasta ahí puedo, por el momento, leerles.
Para el trote que me espera, y que anhelo con cierta ansiosa alegría, porque me supondrá un reencuentro largamente esperado con gentes a las que uno echa siempre de menos, esta semana ha supuesto, como para los bosques, los labrantíos y los cielos, estas aguas, una inyección en vena de energía y de buen ánimo. Ya me marcho, pero esta vez no pienso dejar pasar ni siquiera una luna ante de que vuelva. En la siguiente, y antes de que comience a decrecer, estaré de vuelta.

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