El centro de la calle Arboleda de Asprona ya lleva el nombre de Eloy Camino, fundador de la asociación en el año 1962, pero debió llevarlo desde hace años, porque hubiera sido emotivo ver al doctor albacetense descubriendo la placa. Las personas que, normalmente, se implican con alguna asociación lo hacen porque tienen algún familiar afectado, pero en el caso de Eloy Camino no fue así, ya que él lo hizo para buscar la mejoría, en todos los campos, de las personas con síndrome de Down. 
Estuvo al frente de la asociación albacetense durante más de dos décadas, cuando el camino todavía era de tierra y con muchas piedras, dando después el testigo a otros presidentes que también dejaron su huella como Miguel Muñoz, Pepe Ruiz, Pepe Ponce y Lucio Gómez, con Amalia Serna en la actualidad, que recoge un gran legado, pero que también tiene mucho trecho por recorrer, con el ayer homenajeado como mejor ejemplo.
Recibí la noticia del fallecimiento de Eloy Camino durante mis vacaciones veraniegas y, aunque nunca tuve un trato cercano con él, sentí su pérdida, porque cuando se marchan las personas buenas, altruistas y preocupadas verdaderamente por el prójimo es así. Ya que él no pudo estar ayer en su homenaje, no quería dejar pasar la ocasión para darle la enhorabuena a su viuda María Antonia, a su hijo Valentín y a sus hijas María Eugenia y Consuelo, quienes deben estar orgullosos de quien fue un gran sanitario, pero sobre todo una gran persona, que eso es más difícil.