Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Los guardias

18/12/2020

Nuestras guardias por antonomasia todos sabemos quiénes son. No hace falta siquiera el apellido ni el color. No hay español que no sepa que es el verde y es Civil.
A lo largo del tiempo, también a todos, nos ha ido con ellos de las tres maneras:  bien, regular y mal. Bien cuando nos han sacado de un apuro, regular cuan ¡uf! no nos han pillado por casualidad y mal cuando nos han cascado la multa de rigor. Eso sí y en este último caso y por lo general acompañada de un correcto, ya el tono es cosa de cada cual, 'señora' o 'caballero'. Y ¡zas!
Hay, por supuesto casos más extremos, los de aquellos a los que han sacado de una muy gorda y hasta le han salvado casi, o sin casi, el pellejo y otros a los que se han llevado engrilletados al cuartelillo y al juzgado. Que son ya asuntos más radicales pero que a más de uno hasta puede que nos hayan tocado cerca o incluso dado de lleno. Y eso ya es cosa muy personal.
Uno diría, en suma, que la sensación mayoritaria es que afecto se les puede tener más o menos, pero lo que sí se les tiene es bastante, ley. Lo dicen las encuestas, que les dan siempre muy bien en aprecio y lo dice eso de que cuando se quieren llevar un cuartel de un pueblo a sus habitantes y a la zona cercana les sienta pero que muy mal. Y eso, digo, por algo será.
Pero bueno, esto anterior, es bastante sabido, forma parte del paisaje y de subconsciente de la población y no digamos ya de la rural. Hoy quiero comentarles algunas cosas que es posible que no sepan. Una es de las que tienen su aquel. Ahora se está haciendo publica la cifra del porcentaje total de población que ha pasado el coronavirus. La cosa anda por un 10%. ¿Saben usted que en la Guardia Civil eso hay que multiplicarlo por tres?  Pues sépanlo. ¿Y recuerdan allá por el comienzo cuando no tenía ni mascarilla que ponerse? Porque aquello pasó y también que las tuvieron porque capitanes he visto pidiendo a un ferretero el favor para sus agentes e industrial o de un supermercado acudiendo a un puesto a llevárselas, porque sabía que les faltaban, y de paso unos frascos de gel. Eso paso, y en esto no solo a ellos, pues fue similar para los demás cuerpos de la fuerza de seguridad y ya clamorosa para lo sanitarios que cayeron como chinches.
Las bajas de los civiles han sido muchas y algunas mortales. Han caído desde el guardia raso a sus mandos con estrellas de coronel y hasta con fajín de general. Alguna imagen aún queda en la retina de una formación rindiendo espontáneamente honores ante la casa de un compañero su caído cumpliendo con su deber. Vamos que han estado ahí, eso nadie se lo puede negar y creo que es algo que públicamente y se les debe reconocer. Sería bueno que cuando todo pase, que a ver si pasa ya de una maldita vez, y aunque el olvido de lo malo es muy consustancial al humano, un algo guardemos en la memoria. Incluso cuando nos paren y tras pedirnos la documentación nos digan eso de «caballero, no llevaba usted puesto el cinturón». Y que eso va a ser 200 euros y tres puntos del carné. Son nuestros guardias. Para mal, para regular y para bien. Y mejor que sí, que sigan estando ahí. Así que gracias, Guardia Civil. Y a ellos y a todos Feliz Navidad. Ah y que en un control eso no vale de nada ni rebaja el porcentaje a la hora de ‘soplar’.